Ya han pasado casi tres años desde que sufrí acúfenos y, aún hoy, cada vez que escucho un pitido, automáticamente y como activado por un resorte aterrador, me tapo los oídos para comprobar que no sea yo el que está produciendo el infernal pitido. Afortunadamente, en un segundo todo vuelve a la normalidad: no, no […]
¿Te gusta lo que lees?
Si te entretienen mis aventuras, apúntate y te avisaré cuando escriba algo nuevo.
Te prometo que tu correo solo será utilizado para eso: escribo, te aviso y ya.
¡Besetes!
¡Te has suscrito satisfactoriamente!
El verdadero motor de un blog, ¡eres tú! Anímate a comentar, ¡me encantaría!