Ya es tarde. Para la «operación bikini», ya es tarde. Pero eso no quita para que aprendamos a desechar ciertas estupideces que, todos, hemos escuchado o leído sobre la pérdida de peso.
Publiée par Del cine al hospital. sur Jeudi 26 juillet 2018
Catálogo de imbecilidades para perder peso.
- Hay que comer cinco veces al día: FALSO. Diversos estudios han tirado por tierra esta falacia. Este, por ejemplo, publicado en el International Journal of Obesity, concluyó que, una reducción en la frecuencia de comidas puede ser una forma de reducir el sobrepeso y la obesidad. Algo que, sin mucha investigación uno puede razonar bien: comes menos veces, ingieres menos calorías. En resumen realizar pequeñas y múltiples comidas a lo largo del día no acelera el metabolismo y tampoco incrementa la quema de calorías.
- Hay que beber al menos dos litros de agua al día: FALSO. Como beneficioso, y con mesura (eso de los dos litros depende del ambiente, lo que comas ese día, en fin…), es beneficioso para tus riñones pero, ¿para adelgazar?. No. O bueno, sí; si solo tomas agua te aseguro que adelgazas.
- Saltarse el desayuno engorda: FALSO. Lo sé, lo sé, es una de esas frases de madre o cuñado que estás haaaarto de escuchar. Pero no es verdad. Te habrán dicho que, no desayunar es el camino directo a ganar peso. Pero resulta que la cosa no funciona así. Es un «defecto» del observador. Me explicaré mejor. Cuando estás gordo, un día eres consciente y dices: se acabó. Así que al día siguiente te saltas el desayuno. Obviamente sigues gordo porque no modificas otros hábitos. Total, dos semanas después comentas que llevas unos días sin desayunar y no bajas de peso y entonces de ahí alguien deduce que no desayunar engorda, ¡porque tú estás gordo! Y no. No adelgazas porque, por ejemplo, no quemas suficientes calorías, pero no porque no desayunes. Si a partir de mañana todas las personas que tienen una figura y peso envidiables (hola Gemita), asegurasen que nunca desayunan, pronto escucharías decir que, no desayunar es la solución para perder peso. Hace poco se ha llevado a cabo un ensayo clínico en el se ha llegado a la conclusión de que el hecho de desayunar o no desayunar no guarda ninguna relación con la pérdida de peso. En ese estudio participaron 309 hombres y mujeres durante 4 meses. Unos desayunaban y otros no. Pues bien no se encontró ningún efecto en la pérdida de peso, tanto en el grupo que tomaba desayuno como en el grupo que no. ¡Por cierto! No, tampoco es la comida más importante del día.
- Dietas con las que no se pasa hambre. FALSO. Lo siento, de verdad que sí, pero… No existen. Al final, el metabolismo de nuestro organismo solamente es un suma y resta.
¿Consumes más calorías de las que quemas? Entonces… Almacenas = Engordas.
¿Consumes menos? Entonces… Sacas del almacén = Adelgazas.
No significa que tengas que pasar más hambre que el perro del afilador, que se comía las chispas para comer algo caliente. Pero vamos, que si te sientes saciado y «lleno», es que has comido de más. Sobretodo al comienzo de una dieta. Luego, con el paso de los días, tal vez por la costumbre, creas que te has saciado. De hecho, si no pasas hambre haciendo dieta, ¿por qué la mayoría engorda al terminar la dieta? ¿Comen las mismas cantidades tras la dieta y engordan…? - Tomar productos adelgazantes, tipo zumos detox. FALSO. Ya os conté en esta postal la verdad de los productos detox…
- La báscula no miente: FALSO. La pérdida de peso no es un proceso regular. No se pierde peso linealmente. O sea, si hoy bajas 200 gramos, mañana bajarás otros 200 y pasado y al otro… ¡No!. ¿La razón? Diversas. Por ejemplo, puedes estar perdiendo grasa pero ves en la báscula que ese día has ganado 100 gramos. ¿Entonces? Posiblemente estés reteniendo líquidos (por ejemplo porque te estás inflando a tomar bebidas isotónicas, sí, aunque no tengan azúcar). O por temas hormonales, las mujeres tienes unas retenciones tremendas por este asunto.

Sobre estas líneas mi querida Gemita, ejemplo de esas personas que, comen lo que le da la real gana y ahí la tienes. ¡Señor, esto del metabolismo deberías haberlo afinado un poco más en lugar de descansar el domingo! ¡Que mira a Gemita, mira a mi amigo Pablo Pinedo y mírame a mí! 😉 Es broma. No, efectivamente, no comemos las mismas cantidades.

Como ves hay mucha mentira en esto de la pérdida de peso. Otro día hablaremos de lo malas o no tanto que son las grasas y demás. Pero tened presente que, como os he dicho, el metabolismo es casi, un mero contable de calorías.
El profesor de Ciencias que adelgazó 17 kilos comiendo en McDonalds.
Sí, lo sé, suena a broma… Pero es verdad. John Cisna, un profesor de ciencias, demostró que la comida basura (pero qué rica está, jopé), no le impidió adelgazar 17 kilos en tres meses. ¿Cómo lo hizo? Pues andando 45 minutos al día y consumiendo 2000 kcal al día. Eso sí, esas 2000 kcal, venían del McDonalds. Por cierto, que la empresa no tuvo nada que ver en el asunto.
Para colmo bajó sus niveles de LDL (el llamado «colesterol malo») de 173 a 153. Aquí podéis ver un vídeo del caballero.
Y no es el primero que hace algo así. Otro tipo, llamado Jared Fogle, perdió, agárrate, ¡¡117 kilos comiendo bocadillos de la cadena Subway!! Aquí tenéis al pájaro con los pantalones que se gastaba antes de liarse a comer bocadillos.

Eso sí, se tomaba dos al día, uno de pollo y otro vegetal y se puso a andar todos los días. ¡A ver si este verano nos vamos a lanzar de cabeza a comer bocadillos y hamburguesas! Por cierto, este hijo de puta está en prisión, condenado a 15 años de cárcel por pagar para mantener sexo con menores y por posesión de pornografía infantil. Se ve que con la grasa también perdió la vergüenza, la dignidad y la humanidad. Pero en fin, una cosa no quita la otra.
El control de calorías, eso sí funciona.
Lo que quiero decir con todo esto es que, llevando un control de las calorías que ingieres, casi, casi, casi, da igual lo que comas. Como han demostrado estos tipos. Bueno, a ver, teniendo en cuenta ciertos parámetros nutricionales. Tampoco está el tema para mantenerse durante toda la vida con McPollos, eso es casi una anécdota, pero que sepas que, al final, 100 gramos de aceitunas negras te meten 349 kcal entre pecho y espalda, y los mismos 100 gramos de queso de bola, tienen exactamente las mismas 349 kcal. ¡Tú eliges!
PD: Si te ha entrado la curiosidad sobre mi corto «Lo primero es la familia», aquí lo tienes. ¡Atentos al trabajo de mi amigo Pablo Pinedo, que está especialmente maravilloso! Sin desmerecer al resto, claro.
