Domingo, 2 de Octubre de 2016.
Dando un paseo con Gemita por el centro de Madrid, pasamos por mi antiguo colegio, el Fray Luis de León, de los padres Reparadores. A unos metros, una mujer cae aparatosamente al suelo. Naturalmente acudo a ayudar y tras comprobar que no tiene ninguna herida fuerte (o eso parecía), llamamos a los servicios de emergencia, que aparecieron al momento.
Me gusta sentir que mis palabras calman a la señora. Algo se mueve en mi interior. Tras hacerme una foto en la puerta del cole una extraña sensación me invade…
¿Por qué no habré sido médico?
Siempre lo he deseado, siempre anhelé formar parte de ese pequeño universo de «ayudadores». Sin embargo mi realidad es que llevo quince años dedicado al cine y a la informática. Sí, pero… ¿Te vas a morir sin hacer realidad tu sueño…?
Ya en casa me pongo a buscar información, sin demasiadas esperanzas, esa es la verdad, porque a fin de cuentas ya soy mayor para plantearme comenzar una carrera, ¡y más aún Medicina! O no. ¿Es tarde alguna vez para aprender?

Acceso a mayores de 25.
En un par de horas he recopilado información interesante.
Existe una prueba llamada «Acceso a mayores de 25» pero, ¿también me valdría para Medicina? Nervioso me voy a la cama con el firme propósito de terminar mañana de informarme.
Al día siguiente, y tras leer en diversas webs universitarias que existe un cupo del 3% de las plazas reservadas a gentes raras como yo, me miro al espejo, como mi padre hiciese en una fuente de su pueblo hace más de cincuenta años, me observo. ¿Medicina? ¿Por qué no? ¡Vamos a ello!
Academia Bravosol: la incompetencia de un director.
Con ánimos renovados llamo a una academia, en Internet pretende ser de las mejores, y hablo con el director. Un cubo de agua fría está a punto de caer sobre mí. El tipo en cuestión, el flamante director de la Academia Bravosol, resulta ser un vulgar vendedor de crecepelos. En unos segundos echa abajo toda ilusión: «Sí, nosotros preparamos para acceso a la Universidad a mayores de 25, pero olvídate porque para Medicina no hay plazas. ¡Estaría bueno, quitarle la plaza a un chaval! No, en otras sí hay cupo, pero en Medicina, NO. Eso haberlo pensado antes».
Tras colgar, con el ánimo por los suelos, decido echar un último vistazo a Internet y encuentro un extraño mensaje de un no menos extraño tipo en el foro de casimedicos. Es de hace un par de años y asegura haber entrado a la carrera por la vía de mayores de 25. ¿Entonces, es mentira lo que me contó el bobo de la Academia Bravosol?
CEPA Aluche.
Inmediatamente retomo mi búsqueda y finalmente aparece la CEPA de Aluche. Llamo, me informan y… ¡SÍ, CLARO QUE SE PUEDE!
Se me revuelven las tripas… ¿Ese es el nivel de información del que disponen en Academia Bravosol? Lo es.
Al día siguiente me persono en mi cole para asegurarme de que puedo presentarme. Me lo confirman. El miércoles por la tarde voy con mi madre a la CEPA de Aluche donde me informan extraordinariamente bien. El jueves regreso allí, con Gemita, y me inscribo con la opción Ciencias de la Salud (Lengua española, Comentario de texto, Inglés, Biología y CTM). El viernes me llegan de Amazon un par de libros para preparar la prueba y el siguiente lunes, exactamente 8 días después de mi primer pensamiento, entro con paso firme en el aula de Lengua Castellana.
Comenzaba mi lucha.