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DEL CINE AL HOSPITAL

Blog de un estudiante de Medicina. Un cineasta entre batas blancas.

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Radiografía del estudiante de Medicina en España.

7 junio, 2018 escrito por Óscar Parra 8 comentarios

Me ha parecido oportuno traer al blog a mi amigo, Jesús Lozano Sánchez (Granada, 1999), estudiante de Medicina y compañero de fatigas en este casi acabado primero de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid. Creo que os puede dar una idea aproximada de cómo será la generación de médicos que nos atenderán en unos años.

Jesús es un fenómeno. Me llama la atención la capacidad de asimilación que tiene. No hay que explicarle dos veces las cosas. Además, es un excelente docente, verle exponer en clase, con sus dieciocho años fue una sorpresa mayúscula para mí, acostumbrado a actores a los que, se les supone, desparpajo y soltura. Este carismático andaluz, para entrar en Medicina en la Complutense, logró un estupendo 13,323 sobre 14 en la EBAU (la selectividad de toda la vida).

Estudiante de Medicina
Jesús y su señora madre, hace unos meses.

Vamos, que mi amigo Jesús debió tener sobresaliente hasta en recreo. Da miedo, ¿eh?

Medicina, una carrera algo especial.

Cuando entré en Medicina el año pasado por el cupo de mayores de 25 sabía que iba a tener de compañeros a lo más granado de la generación del 99. Pero uno no se hace a la idea hasta que no convive con ellos día a día. ¿Y se nota mucho? Pues sí, de verdad que se nota. Se nota en que, mientras la profesora explica yo me esfuerzo por entender los conceptos mientras que, compañeros como Jesús, lo captan al momento, lo asumen y ya son capaces de explicarlo antes de terminar la hora. Realmente os prometo que me llenan de asombro.

Estudiante de Medicina.
Aquí, un servidor en clase de Anatomía, allá por diciembre de 2017.

Tal vez podáis pensar que Jesús es la excepción. Sí y no. Me explico. Es cierto que el cien por cien de los alumnos no son como él, pero un alto número sí. A ver, hay de todo. Bueno, de todo teniendo presente que el año pasado la nota de corte fue de 12,871 sobre 14. En otras palabras, que el peor de ellos sacaba sobresaliente en prácticamente todas las materias. En definitiva, me ha parecido interesante presentaros a este joven de dieciocho años como ejemplo del alumno de Medicina del siglo XXI. Bien preparado, generoso, con espíritu de sacrificio, inteligente y con unas capacidades intelectuales extraordinarias. Vamos a conocerlo un poquito más.

Jesús Lozano. Futuro doctor Lozano.

  1. Jesús, ¿desde cuándo quisiste ser médico? ¿Te viene por tradición familiar?
    No hay médicos en mi familia. Todos los libros que hay en casa son libros de leyes, historia e ingeniería. Aunque siempre he tenido cierto interés por la Medicina y por saber cómo iba eso del cuerpo, estaba muy perdido en los últimos meses de bachiller porque siempre me han gustado también algunas ciencias sociales, en particular la Psicología y las Ciencias Políticas. Parece mentira que dudara entre ser médico o politólogo, pero así fue. La decisión definitiva la tomé prácticamente rellenando las solicitudes.
  2. ¿Qué recuerdas del día que viste que estabas admitido en Medicina?
    Me acuerdo perfectamente. Iba muerto de calor con un amigo del colegio camino a beber unas Alhambras (una marca de cerveza) heladas en su casa cuando me dice: «Están las notas de Selectividad». Tuve un subidón de adrenalina de éstos en los que el corazón deja de estar en el tórax para pasar a la garganta. Mi amigo César me apretaba el brazo cual torniquete y cuando miro la página veo que las notas no estaban nada mal. Rápidamente las meto en el simulador de notas de acceso y veo que era más que suficiente para entrar. Él vio que también había entrado a su carrera y vivimos aquella tarde el principio de lo que sería el mejor verano de nuestras vidas, hasta el momento.
  3. Estudias en la Universidad Complutense de Madrid, o sea, estás fuera de tu ciudad, ¿cómo está siendo esa experiencia? ¿Se estudia mejor o peor que en casa?
    Salir de casa es duro, aunque tengas ganas. Yo estaba deseando salir, tener libertad, conocer gente y vivir experiencias nuevas, pero al principio es difícil vivir en una ciudad donde no conoces a nadie, donde te sientes solo a pesar de estar rodeado de gente. Pero después de los dos primeros meses de adaptación, todo empieza a mejorar, hasta el punto en el que puedo decir que soy mucho más feliz ahora que cuando vivía en casa. Respecto a estudiar, si estás habituado, no hay problema ninguno, aunque el hecho de no tener que dar explicaciones a nadie sobre lo que haces siempre es una pequeña y gran tentación.
  4. ¿Cuáles son los principales cambios que has notado del bachillerato a 1º de Medicina?
    El cambio es mayor de lo que me podía esperar. Te das cuenta de que no eres el listo de la clase desde el primer día, y ves cómo mientras otros ya saben cientos de músculos, moléculas y enfermedades, tú no sabes distinguir la tibia del peroné. Pero poco a poco dejas de perderte en la facultad, dejas de preguntarte si esa persona está o no en tu clase y todo empieza a normalizarse.
  5. De este primer año, ¿qué sensaciones te llevas?
    Increíbles. Un año extremadamente feliz, en el que creo que la clave es vivir intensamente, hagas lo que hagas. Cuando estudias, que sea a tope. Cuando sales, que sea a tope. Cuando entrenas, que sea a tope. A veces se echa de menos tumbarse panza arriba al sol y no dar un palo al agua, pero merece mucho la pena.
  6. La pregunta que se le hace a todo estudiante de Medicina: ¿qué tal eso de ver y estudiar cadáveres?
    Cuando vi mi cadáver por primera vez, me quedé medio en shock. Recuerdo verle la cara a «Tere» (apodo cariñoso de mi cadáver), y no poder evitar pensar en que, probablemente, esa mujer fuera la abuela de alguien, que tenía sus experiencias, sus alegrías y sus miedos, una vida entera igual que la mía. Ser consciente de eso es muy chocante. Lo cierto es que, una vez que te acostumbras, nada de eso pasa por tu mente, y las prácticas de Anatomía son como todas las demás, en las que además de la disección, puedes hablar, decir estupideces y reírte mucho.
  7. ¿Qué destacarías del ambiente de Medicina?
    Me sorprendió mucho que fuera tan heterogéneo. Me esperaba un aula llena de «chapones» que vivían por y para el estudio, pero hay personas de toda clase: vagos, fiesteros, de derechas, de izquierdas, pijos, hipster… De todo un poco, así que es un sitio donde todo el mundo puede estar cómodo y encontrar su ambiente.
  8. ¿Hay algo que te haya sorprendido en este primer año de Medicina?
    Aprobar Biología Celular.
  9. ¿Qué piensas que hay que tener para ser el mejor médico que uno pueda ser?
    Creo que lo único que hace falta, ya no sólo para ser médico, sino para cualquier otra cosa, es tratar de ser buena persona y tratar a todo el mundo de la mejor manera posible. No siempre se consigue, pero creo que eso y como he dicho antes, vivir con intensidad, son las dos cosas indispensables para cualquier ámbito de la vida.
  10. Jesús, ¿qué le dirías a una persona que quiera hacer Medicina y que esté cursando bachillerato?
    Que adelante. Que parta la pana en Selectividad y que no dude, porque son pocos los que se arrepienten de entrar aquí, y que las ventajas compensan ampliamente a las desventajas. Aunque a veces bromeemos con que nos hemos equivocado de carrera, y que deberíamos habernos dedicado al mundo del porno, creo que todos volveríamos a elegir lo mismo si volviéramos a segundo de bachiller.
  11. ¿Alguna anécdota a reseñar?
    Muchísimas. Me quedo con las risas ahogadas en la biblioteca, las imitaciones a los profesores, las siestas después de los exámenes, los comentarios sobre los amores y desamores de gente de clase. Demasiadas anécdotas en un curso.
  12. Y, por último. Existe un 3% de plazas reservadas a mayores de 25. ¿Cómo has visto la integración de estos estudiantes “mayores”?
    Creo que tomar esa decisión es extremadamente valiente, porque es un ambiente en el que predominan los chavales más jóvenes, y puede parecer un ambiente «hostil». A pesar de eso, siempre hay una buenísima relación entre todos los de la clase, y aunque sea una dificultad añadida, todo puede ir bien a base de empeño y mucho curro. Óscar es un claro ejemplo de ello.

Unas reflexiones sobre este primer año.

Para mí, estudiar Medicina está siendo una experiencia electrizante de la que no me he arrepentido ni en los momentos más duros de este primer año. Le contaba a mi querida Gemita que, de las muchas enseñanzas que he sacado, hay una a destacar y que puede servir como aviso para navegantes: el nivel de exigencia es enorme. Tan enorme que, o vienes ya con un buen nivel o en enero te vas a llevar un disgusto detrás de otro. De ahí que la vocación sí sea un factor importante, aunque no el único. Y digo que es importante porque soportar el chaparrón de sinsabores, sin tener al 100% claro que, esto es lo que quieres, os aseguro que no se puede mantener mucho tiempo.

Sí, lo sé, habrá quien diga, «Bueno Óscar, pero si te esfuerzas…» ¡Ojo! Hace unos días charlaba con mi amigo Alberto Grande sobre esa falacia que garantiza resultados siempre que haya esfuerzo. No es verdad, o peor aún, es una media verdad.
Es obvio que, sin esfuerzo, no habrá resultado alguno. Pero es falso que, ese esfuerzo te garantice el lograrlo. No, aquí, no.
A esta durísima carrera; puedes venir con toda la ilusión del mundo, esforzarte como nunca y suspender un examen detrás de otro. No me lo han contado, lo he visto en algunos compañeros estos meses. Y entiendo que el nivel de exigencia sea enorme, al final, acabas teniendo en tus manos el mayor de los tesoros: la salud de otra persona.

Medicina, ¿una carrera muy competitiva?

Respecto a la competitividad, francamente, no es algo general. Sí, hay compañeros que no pueden evitarlo, gentes que están pendientes de quedar por encima de fulanito en las notas, pero son los menos. Y además son personas poco interesantes. Ya lo dijo el célebre médico español don José de Letamendi: «Quien sólo sabe de medicina, ni de medicina sabe». La gran mayoría de los alumnos están aquí para aprender (bueno y para aprobar), por encima de todas las cosas. Para ser los mejores médicos que puedan ser.

En septiembre comenzaré segundo de Medicina. El último empujón antes de entrar, en tercero, de lleno en el mundo real, en el universo de los grandes hospitales madrileños. Un momento tan deseado como respetado por todos. Pero esa será otra historia que, a su tiempo, estaré encantado de contaros.

¿Qué os ha parecido mi amigo Jesús?

Sección: Mi Diario, Primero de Medicina, Técnicas de estudio Aquí se habla de: acceso mayores 25, Alberto Grande, blog estudiante medicina, estudiante de medicina, Gemita, Jesús Lozano Sánchez, Primero de Medicina, UCM

Calambres musculares. ¿Por qué? ¿Cómo solucionarlos? [Flash]

3 junio, 2018 escrito por Óscar Parra 2 comentarios

¿A quién no le ha ocurrido? Estás en la cama plácidamente y, de pronto, ¡zas!. Un latigazo de dolor te atenaza: te está dando un calambre en la pantorrilla.

O estás haciendo deporte y, ¡zas!, los gemelos se te ponen más tensos que tu cara el día que adelantaste a la Guardia Civil en la autovía. - Compártelo       

¿Qué es un calambre?

El calambre es una contracción continua, involuntaria, dolorosa y localizada de un músculo o simplemente algunos haces musculares. En general, el calambre puede durar de minutos a unos pocos segundos y se da por causas idiopáticas (esta bonita palabra que podéis leer en diversa literatura científica significa «no se sabe la causa»). Se pueden dar en personas sanas o enfermas. La palpación del área muscular del calambre presentará claramente un «nudo» muscular.

calambre muscular

¿Qué tengo que hacer para tratarlo?

El tratamiento más sencillo (y efectivo) es estirar el músculo involucrado o, mucho mejor, que alguien te de un masaje profundo. Y sí, digo alguien porque si te lo das tú, obviamente en cuanto notes que el masaje duele, vas a parar. No estamos diseñados para infligirnos dolor voluntariamente. De hecho hace un par de meses, en una práctica de inmunología teníamos que pincharnos con una lanceta en un dedo para que saliese sangre y así aprender a conocer el grupo sanguíneo. Parece una estupidez pero… No es fácil hacerte daño a ti mismo. A excepción de en el amor. Ahí sí. Ahí el personal es capaz de hacerse daño sin mesura 🙂

Pues bien, en un arranque de cordura le pedí a un ayudante de la profesora que me pinchase él. Y lo hizo, vaya si lo hizo. Reconozco que tuve que resistirme el impulso de lanzarle un cañonazo directo a la cara y partírsela. ¡Pero en realidad me estaba haciendo un favor! Otros compañeros como Pol o Antonio decidieron hacerlo ellos mismos y… Hasta ocho pinchazos, con mareo incluido, y al final no consiguieron darse uno en condiciones.

Pero, ¿se pueden evitar?

Pues la base del problema radica en lo que he comentado hace un  momentito: que no se sabe a ciencia cierta la razón. Hay algunas teorías científicas al respecto. La que tiene más posibilidades es la deshidratación y la pérdida consecuente de electrolitos como el potasio o el calcio. Siendo así, la prevención podría implicar un calentamiento correcto antes de la actividad física y una hidratación adecuada. O tomar algún alimento con una buena cantidad de potasio como el plátano.

Potasio. ¿Por qué?

Esto lo hemos aprendido en fisiología. El potasio se encuentra en el interior de nuestras células. Su nivel, respecto al del sodio que está fuera, debe estar en equilibrio. De hecho, la contracción muscular se produce cuando el sodio comienza a entrar en la célula y, para mantener el equilibrio, el potasio sale de la misma. Así, un nivel bajo de potasio inhibe la relajación muscular. En otras palabras, hace que los músculos se queden rígidos. En nuestro caso esta deficiencia de potasio provocará calambres musculares. Llegados al extremo, la deficiencia de potasio puede causar una enfermedad conocida como rabdomiolisis. Pero tampoco nos vamos a poner dramáticos, a ver si por un tirón vamos a pensar que tenemos rabdomiolisis.

Se recomienda el consumo de unos 4700 mg de potasio por día para mantener activa la función muscular (ojo, que el corazón también entra dentro de este asunto, aunque su musculatura no sea exactamente esquelética).

Potasio. ¿Dónde?

¿Hay que hincharse a plátanos entonces? ¡Tampoco es eso! A fin de cuentas un plátano solamente contiene alrededor de 400 miligramos, ¡no te vas a comer once plátanos al día! Lo cierto es que tienen mucha fama, pero no son los mayores proveedores de potasio. Eso sí, entran bien y requieren de poca preparación. Hay muchos alimentos que incluyen potasio como los kiwis (240 mg), o un zumo de naranja (235 mg), el chocolate, ¡síiiiii! ¡Nada menos que 800 mg de potasio por 100 gramos de chocolate!. El salmón, el atún, los pistachos, las castañas, las almendras, las avellanas, las nueces, el melón, la calabaza, la patata…  En fin, que no es complicado encontrarlo.

Con todos estos al día, ya estás listo.... ¡Es broma!
Con todos estos al día, ya estás listo…. ¡Es broma!

Los calambres nocturnos.

¡Pobre Gemita! Más de una vez los ha sufrido en mitad de la noche. Son muy molestos, pero lo más importante que debes saber es que no es ninguna enfermedad ni signo de que te ocurra algo grave. Los calambres nocturnos se caracterizan por dolor intenso, período máximo de 10 minutos (pero qué diez minutitos, ¡Señor!), el calambre se produce en áreas localizadas como una pantorrilla o pie y con menor frecuencia en el muslo (cuádriceps y músculo isquiocrural), y el dolor suele persistir, moderadamente, después de la desaparición del calambre.

Algunas causas, además de la deshidratación que os he comentado, pueden ser actividades en las que la persona permanece en pie mucho tiempo o realiza un gran esfuerzo físico durante el día. Hay algunos factores que predisponen a su aparición como trastornos hormonales (la menstruación por ejemplo) y metabólicos. También ayuda a que nos den calambres el consumo constante de fármacos, como diuréticos, betabloqueantes y estatinas.

¿Pastillas para los calambres? La verdad es que no. El mejor tratamiento son los masajes profundos o los estiramientos. El tratamiento farmacológico actualmente no ha dado respuestas adecuadas.

Calambres musculares en mujeres embarazadas.

Los calambres musculares en mujeres durante el embarazo son muy comunes, aproximadamente el 50% de las mujeres los sufren; particularmente en los últimos 3 meses y durante la noche. La causa exacta de este trastorno no está completamente aclarada. Podría ser una alteración de la función neuromuscular, un aumento excesivo de peso, compresiones de nervios periféricos, un flujo sanguíneo insuficiente a los músculos y un aumento del trabajo de los músculos de las extremidades inferiores. Podría también estar relacionado con la necesidad de que el feto reciba minerales, en comparación con la necesidad muscular de las piernas de la madre. Pero tranquilas, contrariamente a lo que se dice, los calambres en el embarazo no están relacionados con problemas de crecimiento fetal.

Sección: Divulgación médica, Flash, Mi Diario, Primero de Medicina Aquí se habla de: calambres, deshidratación, estudiante de medicina, fisiología, Gemita, plátanos, potasio, Primero de Medicina

¿El deporte es bueno? La Medicina no lo tiene tan claro… [Flash]

22 marzo, 2018 escrito por Óscar Parra 7 comentarios

La primera vez que el vicedecano de la Facultad de Medicina nos preguntó en voz alta, ¿vosotros pensáis que el deporte es bueno?, me pareció que iba a hacer algún chiste. Y no lo hizo. Sin apenas esperar respuesta nos espetó un severo y contundente NO, NO ES SANO.

Pero es que hoy, en plenas prácticas, mientras cogía y estudiaba una serie de corazones humanos, otro profesor, mi admirado doctor Fermín Viejo, lo ha repetido. Antes de seguir quiero aclarar que no me voy a referir a lo denominado como «muerte súbita», no. La muerte súbita viene dada, en una gran mayoría, por un defecto congénito en el corazón. Pero no es ese el asunto de hoy.

Una cosa es salir a andar y hacer algo de deporte. Otra es tomártelo demasiado en serio.

La mayor tasa de deportistas fallecidos en los siguientes diez años tras su retirada se da en el ciclismo. Y no es casual. En estos días estamos estudiando cardiología y, entre los mil secretos del corazón, (no me refiero a con quién se acuesta Paquirrín), nos han explicado que, en deportistas profesionales (y en aficionados sobrados), el corazón, que no olvidemos que es un músculo, acaba por adaptarse al esfuerzo y crece.

Ese crecimiento, en principio, supone una mayor potencia muscular y, por tanto, una mejora del bombeo durante el esfuerzo pero… ¿Y cuándo el deportista deja el deporte? Ahí viene el problema: el corazón ya ha crecido: es demasiado grande, pero ahora la exigencia es mucho menor.

Por cierto que, hace unos meses, uno de los jefazos del mundo de los trasplantes de Madrid nos dijo: cada vez que hay una maratón, tenemos donantes nuevos… Siniestro, ¿verdad?

Deportistas con un corazón enorme.

Al margen de lo cursi o no que suene la frase, ese es el problema principal. El corazón, acostumbrado a un régimen de latidos muy elevado, de pronto se ve abocado a una exigencia mínima. Poco a poco la grasa se va infiltrando, lo que debilita al órgano que, no olvidemos, está hipertrofiado (en particular el ventrículo izquierdo, cuyas paredes se engrosan). ¿El resultado? Un infarto de miocardio inminente.

Corazón humano con un nivel normal de grasa infiltrada.
Corazón humano con un nivel normal de grasa infiltrada.

Y no solo es el corazón.

El estrés al que someten sus articulaciones, por ejemplo, los futbolistas profesionales es, lógicamente, insano. Entiendo que a Ronaldo (no a Cristiano, sino al otro, al de antes), le haya compensado. A pesar de que, en la actualidad esté literalmente cojo por problemas de rodilla. Tal vez este caballero eche la vista atrás y diga: «Bueno, cojo sí, aunque también millonario». Pero… ¿te compensa a ti?.

Ronaldo. Cojo, sí, pero rico.
Ronaldo. Cojo, sí, pero rico.

Hazte la pregunta, ¿te estás excediendo en tu pasión de corredor, futbolista, ciclista, etc…?

En fisiología nos presentaron casos de anemias hemolíticas en corredores porque, el golpeteo incesante en los pies al correr, acaba destruyendo demasiados glóbulos rojos.

Naturalmente hablamos de deportistas serios, pero, ¿realmente sabes si es demasiado? ¿Lo podrías medir? ¿Dónde está el límite entre normal y demasiado?

¿Entonces dejo de hacer deporte?

No, simplemente pregúntate lo que te he comentado. Echar una tarde de fútbol con los amigos no te va a desgastar de por vida las articulaciones, caminar a buen ritmo te hará perder peso y mantener tu corazón en forma, pero salir a correr día sí, día también, tal vez no sea el mejor pasaje a un retiro saludable.

Sección: Divulgación médica, Flash, Mi Diario, Primero de Medicina Aquí se habla de: blog estudiante medicina, cardiología, deporte, muerte, muerte súbita, peligro

¡Cuidado con aguantarse «el pipí»! [Flash]

24 febrero, 2018 escrito por Óscar Parra 2 comentarios

¡Hola! Inauguro una sección en el blog al que voy a llamar [Flash]. Son pequeños consejos médicos, fáciles de recordar y de poner en práctica que harán tu vida más saludable.

El urotelio.

En clase de histología nos está explicando, magistralmente, la doctora Reyes Flores los diversos tejidos epiteliales del organismo. Lo primero de todo, ¿qué es un epitelio? Pues no es más que un tejido constituido por células que están estrechamente ligadas y que recubren diversas superficies de nuestro cuerpo. El urotelio es un epitelio especializado que recubre las vías urinarias (uréter, vejiga urinaria, uretra). La característica principal de este epitelio es la capacidad para el cambio de la geometría y la superficie de sus células en respuesta a tensiones. Vamos, que es capaz de adaptarse según tengamos más o menos orina en la vejiga.

Vejiga relajada y llena.
Vejiga relajada y llena.

El problema del urotelio.

Como ya os he contado, esta capa de urotelio es la que está en contacto con la orina. Y eso puede ser un verdadero problema porque el urotelio apenas tiene sistema defensivo. Es decir, tenemos poca defensa contra los gérmenes que puedan ir en la orina. ¿Y cómo nos podemos defender de esto? Fácil. Vaciando la vejiga con frecuencia; no te aguantes nunca la orina porque, cuanto menos tiempo pase la orina en contacto con el urotelio mejor. Otro remedio es volver ácida la orina tomando ácido acetilsalicílico (Aspirina). A ver, no digo que estés tomando aspirinas a diario, pero si tienes cierta tendencia a infección de orina, hazlo. Voy a repetirlo: no te aguantes la orina.

El cáncer de vejiga y el tabaco.

Naturalmente tiene relación directa con lo que os acabo de contar. Los alquitranes del tabaco pasan por los riñones y van a parar a la vejiga. Estos alquitranes son muy irritantes y en la vejiga, sin mucha defensa, tienen un fabuloso campo abonado para acabar provocando mutaciones en algunas células del urotelio. Mutaciones que podrían dar lugar a un cáncer de vejiga. De hecho, el cáncer de vejiga tiene una altísima incidencia entre los fumadores. Según el prestigioso MD Anderson Cáncer Center de Madrid, más del 90% del cáncer de vejiga tiene su origen en el hábito de fumar. Cada vez que lo pienso me acuerdo de mi querido y recordado tío Pepe…

Cáncer de vejiga y sus diferentes estadíos.
Cáncer de vejiga y sus diferentes estadíos.

Hazte un favor: ve al baño.

No te aguantes. Si te da apuro ir muchas veces al baño en el trabajo piensa lo siguiente: si alguna vez tienes una enfermedad grave nadie en tu oficina te recordará como «aquella persona que apenas iba a al baño». ¡Ve y mea!. Punto.

Sección: Divulgación médica, Flash, Mi Diario, Primero de Medicina Aquí se habla de: cáncer de vejiga, carcinoma urotelial, fumar, Gemita, tabaco

Los peligrosos radicales libres: ¿qué son? ¿Cómo luchar contra ellos?

22 noviembre, 2017 escrito por Óscar Parra Deja un comentario

El lunes pasado tuve el primer examen de bioquímica. Tal y como esperaba, fue una prueba exigente. Pero en fin, ya está hecho, ¡ahora a preparar el final de Física Médica!
La cuestión es que, parte de la nota vendrá de un trabajo que estamos haciendo sobre radicales libres. Y me ha parecido que os podía interesar el asunto.

¿Qué es eso de radicales libres?

No, no son gentes de extrema izquierda o derecha. Esos también son peligrosos, pero la solución a ese problema es más simple: educación. Aquí de lo que vamos a hablar es de estrés oxidativo. Unos palabros raros pero que, en seguida, vamos a entender.

Estos también son radicales libres. Pero no son interesantes.
Estos también son radicales libres. Pero no son interesantes: solamente son imbéciles.

Con cada bocanada de aire que tomamos inhalamos oxígeno. Alrededor del 20% de ese aire que inspiramos es oxígeno. Nuestro organismo, gracias a lo que se conoce como Ciclo de Bohr, captura el oxígeno a través de la Hemoglobina que, por medio de las arterias lo transporta a los diversos órganos del cuerpo. Allí, por la diferencia de presiones, soltará el oxígeno y regresará por las venas cargado de CO2 que expulsaremos al exterior. Este es el modo que tenemos de proporcionar oxígeno a las células; de producir la oxidación.
La oxidación es un proceso sin el cual no podríamos vivir. Por este mismo proceso una manzana partida y expuesta al aire se oxida y se vuelve de color marrón, o el cobre se pone verde con el paso del tiempo. El proceso de oxidación crea radicales libres en nuestras células. Un radical libre es un átomo con un número impar de electrones o que tiene un electrón libre. O en palabras sencillas: son «cosos» que desestabilizan a nuestras células pudiendo llegar a matarlas. Sí, en grandes proporciones, los radicales libres pueden causar daño a las células.

Radicales libres y cáncer

El cáncer se caracteriza principalmente por un crecimiento anormal, una proliferación acelerada y no controlada de las células, con capacidad de formar un tumor y metástasis en diferentes tejidos. El estrés oxidante y el proceso tumoral se encuentran estrechamente relacionados a través de la oxidación del material genético. Desde 1990 distintos estudios apuntan a que una pequeña cantidad de oxidantes, juegan un papel crucial para la activación, diferenciación y proliferación celular. Parece ser que la inducción o inhibición de la proliferación celular depende de los niveles de oxidantes y antioxidantes en la célula. [2]

Radicales libres y diabetes

La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica de origen endocrino, cuya principal característica bioquímica es la hiperglucemia (una cantidad anormalmente elevada de glucosa en la sangre) asociada a fallos en la acción o producción de la insulina, con alteraciones del metabolismo intermedio de lípidos y proteínas. En la década de los ochenta se empezó estudiar el posible papel de los radicales libres en la fisiopatología de la diabetes. Así pues, Oberley en 1988 [1] ya correlacionaba el estrés oxidante con la hiperglucemia en la diabetes. La mayoría de los autores postulan el papel del estrés oxidante en el desarrollo de las complicaciones diabéticas debido al daño tisular (daño en los tejidos) que producen los radicales libres.

Radicales libres y envejecimiento.

Aquí llega la joya de la corona: los radicales libres aceleran mucho el envejecimiento. ¡Y esto casi nos asusta más que todo lo anterior!
Con el envejecimiento, los niveles en los tejidos de antioxidantes que se producen de forma natural como las vitaminas E y C, el glutatión y la catalasa se reducen y, por lo tanto, el estado antioxidante total esta disminuido, por causa entre otros factores de los daños acumulados por los radicales libres con los años. Es por eso que se necesita de una mayor ingestión de compuestos antioxidantes durante esta etapa de la vida.
Muchos estudios han demostrado que un aporte suplementario de antioxidantes reduce la incidencia de ciertas enfermedades y mejora el estado de salud de los ancianos. La terapia con antioxidantes puede no solo ofrecer un tratamiento efectivo contra la progresión de las enfermedades, sino que puede reducir los efectos secundarios asociados a muchos de los tratamientos que se aplican en la actualidad contra diversas enfermedades y contribuir así con la calidad de vida de las personas.
La longevidad parece aumentar en la medida en que lo hace el nivel de compuestos antioxidantes en la dieta y efectuar una restricción calórica también ha funcionado. Vamos, que comer menos a medida que envejeces es una buena idea para vivir más años.

Hay otras enfermedades producidas por el estrés oxidativo que debemos tener en cuenta: Parkinson, Alzheimer, enfermedad de Lou Gering, cataratas y aterosclerosis debido a la disminución de la eficiencia de los sistemas antioxidantes. [3]
Sería bueno también que evitásemos la exposición excesiva a las radiaciones solares, la ingesta de aceites “vegetales” que fueron refinados (de nuevo el odioso aceite de palma), ya que estos contienen radicales libres al ser sometidos a altas temperaturas para su refinamiento.

Pero, ¿y no hay una solución?

Sí, algo se puede hacer: consumir antioxidantes.
Su función es evitar la oxidación de sustancias que puedan provocar alteraciones fisiológicas, facilitar el uso del oxígeno por parte del organismo ayudando a reducir los efectos del estrés oxidativo; formando complejos que mitigan las reacciones productoras de radicales libres y, por consiguiente, desempeñando una función fundamental en la prevención de las enfermedades derivadas del estrés oxidativo

¡Mucho mejor que un zumo comercial!
¡Mucho mejor que un zumo comercial!

Las podemos dividir en dos: Antioxidantes enzimáticos y no enzimáticos.
• Enzimáticos: Superoxido dismutasa, glutatión peroxidasa, catalasa.
• No enzimáticos: Vitamina E, vitamina C, ácido úrico, glutation, ácido lipoico, carotenoides, bilirrubina, ubiquinonas. [4]

Pues muy bien Óscar, todos esos nombres están genial pero, ¿dónde los encuentro yo con nombres más normalitos…?

¡Aquí están!

Vitamina A

 

Hígado de ternera, pollo, cerdo, Zanahorias, Pimientos, Papaya, Mango
Vitamina C

 

Kiwis, Pimientos, Naranjas, Frutas tropicales
Vitamina E

 

Aceite de girasol, Pipas, Cacahuetes, Almendras, Cereales
Selenio

 

Frutos secos, Legumbres, Levadura de cerveza
Zinc

 

Ostras, Berberechos, Almejas, Frutos secos y Legumbres, Levadura de cerveza
Superóxido dismutasa (de los más potentes) Hígado de ternera, setas, espinacas y acelgas, espárragos, semillas de sésamo, germen de trigo, piña, fresas y frambuesas, avena y el arroz integral.
Glutation (de los más potentes) Nueces, ajo y tomates

Sí, también hay diversas marcas comerciales que venden zumos antioxidantes (algunas a precio de tinta de impresora), pero, ¿no es más simple tomarse alguno de los productos de la tabla que recurrir al zumo cargado de azúcares y muchísimo más caro?

PD: Ayer, la web Clinic-Cloud me recomienda como un de los mejores 10 blogs médicos. ¡Oye, es todo un honor!

Bibliografía:
[1] Bonomini F y cols. Atherosclerosis and oxidative stress. Histol Histopathol 2008; 23: 381-390.
[2] Elejalde Guerra, J.I.. (2001). Estrés oxidativo, enfermedades y tratamientos antioxidantes. Anales de Medicina Interna, 18(6), 50-59.
[3] Zorrilla García, Adonis E.. (2002). El envejecimiento y el estrés oxidativo. Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas, 21(3), 178-185.
[4] Zamora S, Juan Diego. (2007). ANTIOXIDANTES: MICRONUTRIENTES EN LUCHA POR LA SALUD. Revista chilena de nutrición, 34(1), 17-26.

Sección: Divulgación médica, Mi Diario, Primero de Medicina Aquí se habla de: antioxidantes, radicales libres

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¿Por qué decidí estudiar Medicina?

Lo cierto es que es un deseo que atesoro desde que era niño. Tan niño que ni siquiera lo recuerdo con claridad. Tal vez tenga algo de «culpa» mi tía Fátima, que me regaló el hospital de Famobil (Playmobil en otros países). O quizás me influyera mi primer médico (entonces se llamaban «médicos de cabecera»), don Ricardo, que me inculcó el amor por la Medicina a base de humor y cariño.

«Sólo el médico y el dramaturgo gozan del raro privilegio de cobrar las desazones que nos dan».
Santiago Ramón y Cajal

Así pues, sin don Santiago lo dice, tiene que ser cierto. De dramaturgo ya ejercí, ¡atento mundo sanitario, que voy!

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