El lunes pasado tuve el primer examen de bioquímica. Tal y como esperaba, fue una prueba exigente. Pero en fin, ya está hecho, ¡ahora a preparar el final de Física Médica!
La cuestión es que, parte de la nota vendrá de un trabajo que estamos haciendo sobre radicales libres. Y me ha parecido que os podía interesar el asunto.
¿Qué es eso de radicales libres?
No, no son gentes de extrema izquierda o derecha. Esos también son peligrosos, pero la solución a ese problema es más simple: educación. Aquí de lo que vamos a hablar es de estrés oxidativo. Unos palabros raros pero que, en seguida, vamos a entender.

Con cada bocanada de aire que tomamos inhalamos oxígeno. Alrededor del 20% de ese aire que inspiramos es oxígeno. Nuestro organismo, gracias a lo que se conoce como Ciclo de Bohr, captura el oxígeno a través de la Hemoglobina que, por medio de las arterias lo transporta a los diversos órganos del cuerpo. Allí, por la diferencia de presiones, soltará el oxígeno y regresará por las venas cargado de CO2 que expulsaremos al exterior. Este es el modo que tenemos de proporcionar oxígeno a las células; de producir la oxidación.
La oxidación es un proceso sin el cual no podríamos vivir. Por este mismo proceso una manzana partida y expuesta al aire se oxida y se vuelve de color marrón, o el cobre se pone verde con el paso del tiempo. El proceso de oxidación crea radicales libres en nuestras células. Un radical libre es un átomo con un número impar de electrones o que tiene un electrón libre. O en palabras sencillas: son «cosos» que desestabilizan a nuestras células pudiendo llegar a matarlas. Sí, en grandes proporciones, los radicales libres pueden causar daño a las células.
Radicales libres y cáncer
El cáncer se caracteriza principalmente por un crecimiento anormal, una proliferación acelerada y no controlada de las células, con capacidad de formar un tumor y metástasis en diferentes tejidos. El estrés oxidante y el proceso tumoral se encuentran estrechamente relacionados a través de la oxidación del material genético. Desde 1990 distintos estudios apuntan a que una pequeña cantidad de oxidantes, juegan un papel crucial para la activación, diferenciación y proliferación celular. Parece ser que la inducción o inhibición de la proliferación celular depende de los niveles de oxidantes y antioxidantes en la célula. [2]
Radicales libres y diabetes
La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica de origen endocrino, cuya principal característica bioquímica es la hiperglucemia (una cantidad anormalmente elevada de glucosa en la sangre) asociada a fallos en la acción o producción de la insulina, con alteraciones del metabolismo intermedio de lípidos y proteínas. En la década de los ochenta se empezó estudiar el posible papel de los radicales libres en la fisiopatología de la diabetes. Así pues, Oberley en 1988 [1] ya correlacionaba el estrés oxidante con la hiperglucemia en la diabetes. La mayoría de los autores postulan el papel del estrés oxidante en el desarrollo de las complicaciones diabéticas debido al daño tisular (daño en los tejidos) que producen los radicales libres.
Radicales libres y envejecimiento.
Aquí llega la joya de la corona: los radicales libres aceleran mucho el envejecimiento. ¡Y esto casi nos asusta más que todo lo anterior!
Con el envejecimiento, los niveles en los tejidos de antioxidantes que se producen de forma natural como las vitaminas E y C, el glutatión y la catalasa se reducen y, por lo tanto, el estado antioxidante total esta disminuido, por causa entre otros factores de los daños acumulados por los radicales libres con los años. Es por eso que se necesita de una mayor ingestión de compuestos antioxidantes durante esta etapa de la vida.
Muchos estudios han demostrado que un aporte suplementario de antioxidantes reduce la incidencia de ciertas enfermedades y mejora el estado de salud de los ancianos. La terapia con antioxidantes puede no solo ofrecer un tratamiento efectivo contra la progresión de las enfermedades, sino que puede reducir los efectos secundarios asociados a muchos de los tratamientos que se aplican en la actualidad contra diversas enfermedades y contribuir así con la calidad de vida de las personas.
La longevidad parece aumentar en la medida en que lo hace el nivel de compuestos antioxidantes en la dieta y efectuar una restricción calórica también ha funcionado. Vamos, que comer menos a medida que envejeces es una buena idea para vivir más años.
Hay otras enfermedades producidas por el estrés oxidativo que debemos tener en cuenta: Parkinson, Alzheimer, enfermedad de Lou Gering, cataratas y aterosclerosis debido a la disminución de la eficiencia de los sistemas antioxidantes. [3]
Sería bueno también que evitásemos la exposición excesiva a las radiaciones solares, la ingesta de aceites “vegetales” que fueron refinados (de nuevo el odioso aceite de palma), ya que estos contienen radicales libres al ser sometidos a altas temperaturas para su refinamiento.
Pero, ¿y no hay una solución?
Sí, algo se puede hacer: consumir antioxidantes.
Su función es evitar la oxidación de sustancias que puedan provocar alteraciones fisiológicas, facilitar el uso del oxígeno por parte del organismo ayudando a reducir los efectos del estrés oxidativo; formando complejos que mitigan las reacciones productoras de radicales libres y, por consiguiente, desempeñando una función fundamental en la prevención de las enfermedades derivadas del estrés oxidativo

Las podemos dividir en dos: Antioxidantes enzimáticos y no enzimáticos.
• Enzimáticos: Superoxido dismutasa, glutatión peroxidasa, catalasa.
• No enzimáticos: Vitamina E, vitamina C, ácido úrico, glutation, ácido lipoico, carotenoides, bilirrubina, ubiquinonas. [4]
Pues muy bien Óscar, todos esos nombres están genial pero, ¿dónde los encuentro yo con nombres más normalitos…?
¡Aquí están!
Vitamina A
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Hígado de ternera, pollo, cerdo, Zanahorias, Pimientos, Papaya, Mango |
Vitamina C
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Kiwis, Pimientos, Naranjas, Frutas tropicales |
Vitamina E
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Aceite de girasol, Pipas, Cacahuetes, Almendras, Cereales |
Selenio
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Frutos secos, Legumbres, Levadura de cerveza |
Zinc
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Ostras, Berberechos, Almejas, Frutos secos y Legumbres, Levadura de cerveza |
Superóxido dismutasa (de los más potentes) | Hígado de ternera, setas, espinacas y acelgas, espárragos, semillas de sésamo, germen de trigo, piña, fresas y frambuesas, avena y el arroz integral. |
Glutation (de los más potentes) | Nueces, ajo y tomates |
Sí, también hay diversas marcas comerciales que venden zumos antioxidantes (algunas a precio de tinta de impresora), pero, ¿no es más simple tomarse alguno de los productos de la tabla que recurrir al zumo cargado de azúcares y muchísimo más caro?
PD: Ayer, la web Clinic-Cloud me recomienda como un de los mejores 10 blogs médicos. ¡Oye, es todo un honor!
Bibliografía:
[1] Bonomini F y cols. Atherosclerosis and oxidative stress. Histol Histopathol 2008; 23: 381-390.
[2] Elejalde Guerra, J.I.. (2001). Estrés oxidativo, enfermedades y tratamientos antioxidantes. Anales de Medicina Interna, 18(6), 50-59.
[3] Zorrilla García, Adonis E.. (2002). El envejecimiento y el estrés oxidativo. Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas, 21(3), 178-185.
[4] Zamora S, Juan Diego. (2007). ANTIOXIDANTES: MICRONUTRIENTES EN LUCHA POR LA SALUD. Revista chilena de nutrición, 34(1), 17-26.