Por no dejar en suspenso la información os lo digo ya: la prestigiosa publicación The Lancet, trae buenas noticias.
Casi 200 vacunas en desarrollo activo en estos momentos.
Es evidente que el mundo se ha puesto a buscar la vacuna con verdaderas ganas, ¿verdad?. ¡Y es que los seres humanos, cuando nos centramos en algo somos casi imparables!
Se acaban de publicar los resultados de dos ensayos de vacuna de COVID-19. Uno es el trabajo de los investigadores del Instituto Jenner de la Universidad de Oxford (Oxford, Reino Unido), con el apoyo de AstraZeneca. El otro es fruto del esfuerzo de investigadores apoyados por CanSino Biologics en Wuhan, China. Ambos grupos usaron un vector adenoviral, y ambos informan que su vacuna genera respuestas humorales frente al dominio de unión al receptor de la glicoproteína spike de SARS-CoV-2 hacia el día 28, así como respuestas de los linfocitos T. Ambos estudios notifican acontecimientos adversos leves, locales y sistémicos, como fiebre, fatiga y dolor en el sitio de inyección. En ninguno de los ensayos se notificó ningún acontecimiento adverso grave.
¿Y qué esperanzas podemos tener en estas vacunas frente a COVID-19?
Pues los resultados de ambos estudios son un buen augurio para los ensayos de fase III, donde las vacunas deben testarse en muestras mucho más grandes de participantes para evaluar su eficacia y seguridad. En general, los resultados de ambos ensayos son similares y prometedores, a pesar de las diferencias en el vector y en las ubicaciones geográficas de las poblaciones estudiadas.
Ambos ensayos han sido capaces de generar respuestas humorales, celulares e innatas. Vamos, que ambas han logrado que el sistema inmune cree anticuerpos. Pero, siendo prudentes, hay que decir que existen dudas acerca de estas y otras vacunas frente a COVID-19 en desarrollo, incluida la longevidad de la respuesta y la inmunogenicidad en adultos mayores u otros grupos específicos, como aquellos con comorbilidades que a menudo se excluyen de los ensayos clínico.
El éxito de las vacunas frente a COVID-19 depende de la confianza de la población en ellas, lo que requiere una evaluación integral y transparente del riesgo y una comunicación honesta de los posibles daños. En paralelo a su desarrollo, se necesita una infraestructura de farmacovigilancia, incluida la vigilancia de la infección asintomática entre las personas vacunadas y no vacunadas. Esto debe implementarse en paralelo con los ensayos de fase III y en preparación para el lanzamiento de la fase IV.
¿Qué fases se dan para un ensayo clínico?
Todos los ensayos clínicos deben pasar por cuatro fases bien diferenciadas. Vamos a resumirlas.
Fase I estudian si un tratamiento nuevo es seguro y busca el mejor modo de administrar el tratamiento. Los médicos también buscan signos de que la patología responde al tratamiento nuevo.
Fase II estudian si la patología responde al tratamiento nuevo.
Fase III estudian si un tratamiento nuevo es mejor que un tratamiento estándar.
Fase IV encuentran más información sobre los beneficios y efectos secundarios a largo plazo.
En este momento, como he comentado, hay varias vacunas ya en fase III, o sea, justo en la anterior a ser fabricado masivamente. ¡Le vamos a ganar la batalla, que no os quepa la menor duda!
Fuente original: The Lancet