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DEL CINE AL HOSPITAL

Blog de un estudiante de Medicina. Un cineasta entre batas blancas.

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Reducir la hipertensión arterial SIN medicamentos. ¿Es posible?

11 febrero, 2022 escrito por Óscar Parra Deja un comentario

¿Pero, de verdad es posible bajar la tensión arterial sin fármacos? La respuesta es sí. A ver, no es milagroso pero en muchos casos, sí que baja la tensión lo suficiente como para estar por debajo de los famosos 140/90 mmHg.

Y esto lo sé por mis estudios de Medicina y porque yo mismo lo hice y me pude quitar la pastilla de la tensión que tomé durante cinco largos años.

Esto es lo que debes hacer para reducir tu tensión arterial.

  1. Bajar de peso. El control del peso es el principal factor para evitar la medicación. ¿Cuánto hay que bajar? Pues la circunferencia de tu addomen debería quedar, si eres hombre, por debajo de los 94 cms de perímetro y si eres mujer 80 cms. Pérdidas de peso importantes (10-12 kgs) han hecho que algunos pacientes lleguen incluso a quitarse la medicación. Lo de la dieta equilibrada no os lo voy a explicar porque es algo que todos sabemos.
  2. Evitar las bebidas azucaradas, es increíble la cantidad de azucar que llevan. Ahí os dejo una fotografía con las principales bebidas «de bote» y su equivalente en terrones de azucar. Da miedo.
  3. Hacer algo de ejercicio te ayudará mucho, basta con andar 45 minutos entre tres y cinco días a la semana. Pero ojo, andar no es ir de paseo, ¿eh? Andar con alegría, que puedas hablar pero con un poquito de dificultad. Tampoco hace falta entrenar para las olimpiadas.
  4. Restringir el consumo de sal; deberíamos estar por debajo de 5 gramos al día. Y eso equivale a una cucharadita pequeña. Contando con que los alimentos ya tienen sal de por sí, la solución es decir, cocinar sin sal, en la medida de lo posible.
  5. Tened mucho cuidado con los embutidos, las pastillas de caldo, las comidas precocinadas o enlatadas. Y ojo, ¡los comprimidos efervescentes también llevan muchísima sal!
  6. Evitar el alcohol. Lo ideal sería que no tomáses nada de alcohol; pero si tomas algo, que sea de manera esporádica. Nada de todos los días un vasito de vino comiendo. Esa leyenda ya pasó a la historia. La cantidad de alcohol saludable, como quedó demostrado en un estupendo estudio de 2018, es CERO.
  7. Del tabaco ya ni te cuento; cero. Aquí no hay dudas de ninguna clase. Si fumas, debes dejar de fumar de inmediato.
  8. ¿Y el café? Pues mira, curiosamiente no hay evidencia científica de que el café afecte a la hipertensión. Puedes tomar dos o tres tazas al día. Tanto de café como de té.

Espero que esta breve postal te haya gustado. Si crees que puedes ayudar a amigos o familiares, ¡comparte!

 

 

Sección: ADELGAZAR, Divulgación médica, Flash, Mi Diario, Quinto de Medicina Aquí se habla de: 7 Up, alcohol, bebidas azucaradas, café, Coca Cola, dieta, Fanta, fumar, hipertensión, hipertensión arterial, KAS, La Casera, Lipton, Nestea, Pepsi, presión arterial, sobrepeso, Sprite, tabaco

Quiero adelgazar, ¿qué tal me iría un poco de ayuno?

22 marzo, 2019 escrito por Óscar Parra Deja un comentario

Sí, esta pregunta la mayor parte de la humanidad en Occidente, se la ha hecho en algún momento. Y aprovechando que acabo de terminar la parte de endocrino de fisiología, he pensado que, tal vez, os gustaría saber algo más sobre la idea del ayuno.

¿Qué es ayunar realmente?

La palabra en sí viene del latín ieunum, que significa vacío. Así pues, ya nos da una pista. Ayunar es quedarse vacío, en fin: no ingerir nada. Pero para lo que nos interesa ayunar significaría no comer nada aunque sí hidratarnos, o sea echar unos días a base de agua y fuerza de voluntad.

La idea, como dije al principio, suena tentadora, sobre todo justo después de haber comido como un oso, pero, ¿vale de algo? Vamos a ver lo que la Medicina nos cuenta.

Ayunando...
Ayunando…

La insulina y sus cositas.

La insulina tiene un papel fundamental en todo esto. Es la encargada de disminuir la cantidad de azúcar en nuestra sangre, lo que se conoce como glucemia, es decir, de guardar ese azúcar como reserva, en el hígado, los músculos y en el tejido adiposo (en las grasas, para entendernos). Vamos a echar un vistazo con algo de detalle.

En el páncreas tenemos una parte en la que encontramos los islotes de Langerhans. Esos islotes son los encargados de secretar insulina a la sangre en cuanto se detecta que hay un aumento de azúcar en ella. En ese momento, se da orden al hígado para que deje de almacenar glucógeno (que es algo así como glucosa empaquetada) y además se le pide que no secrete glucosa a la sangre. Normal, si acabamos de comer y ya tenemos azúcar en sangre, ¿para qué va a seguir el hígado echando más «cucharadas» de azúcar?

En los músculos, la insulina ordena a estos que comiencen a almacenar glucosa en forma de glucógeno (ya sabes, la glucosa empaquetada), para épocas en las que la cosa no esté tan boyante. Igualmente, estimula la entrada de aminoácidos en los músculos (que son los «ladrillos» con los que se construyen las proteínas), y así ganamos masa muscular.

En el tejido adiposo, gracias a la insulina, aumenta la captación de glucosa por los adipocitos (las células de la grasa), o sea, ¡más almacenamiento por si en algún momento pasamos hambre!.

Finalmente, en nuestro cerebro, concretamente en el hipotálamo, la insulina da la orden de parar de comer. Es un indicador de saciedad. Yo, cuando voy a Burger King, tengo la sensación de que debo tener averiada esa función del hipotálamo…

Como hemos visto, la insulina lo que hace es sacar el azúcar circulante de la sangre y almacenarla. Vamos a lo que vamos. ¿Y si hacemos una dieta de esas de «dejar de comer»?

Ahí está, el bueno del páncreas echando insulina a la sangre.
Ahí está, el bueno del páncreas echando insulina a la sangre.

El ayuno para hacer dieta.

A ver, la cosa básica es que, efectivamente, si dejas de comer, pierdes peso. Pero, ¿qué está ocurriendo realmente?

Los niveles normales de glucemia (azúcar en sangre) oscilan entre los 70 y los 145 mg/dl, según estemos sin desayunar o recién comidos. Con estos datos, vamos a ver lo que ocurre, tras un día de ayuno completo.

En principio, las primeras 14 horas no se modifica la insulina, pero al cumplirse 24 horas de ayuno, los niveles de insulina disminuyen. ¡Es normal, dado que el azúcar en sangre estará rondando los 80 mg/dl! ¿Para qué va a estar la insulina almacenando glucosa si apenas tenemos para ir tirando?. Lo que sí va a aumentar es la hormona del crecimiento y el glucagón. El glucagón viene a hacer casi lo opuesto a la insulina: conseguir que la glucosa almacenada salga a la sangre. Así pues, tiene lógica. Hemos dejado de comer, los niveles de azúcar en sangre han bajado bastante y el glucagón comienza a dar órdenes al hígado de que secrete azúcar porque la cosa no pinta bien.

Pero el hígado también tiene sus propios planes. Así pues, el glucógeno hepático (recordad que ese glucógeno eran almacenes de glucosa que fabricó cuando teníamos azúcar de sobra en la sangre), lo consume el propio hígado, que para eso es suyo. Pero como el hígado es un tipo muy generoso, la mayor parte del azúcar que almacena la saca a la sangre para que sea consumida por el sistema nervioso.

¡Aquí viene la parte que nos interesaba! En el tejido adiposo, se liberan los ácidos grasos, gracias a la hormona del crecimiento. Es decir, se quema grasa, se convierte en ácidos grasos que van a ir a parar al músculo esquelético como sustrato energético y otra parte de esos ácidos grasos va a otras células que lo pueden consumir. Mientras tanto, el hígado comienza a formar cuerpos cetónicos: ya que no tiene azúcar trata de fabricarla con «trozos» de grasa.

Por su parte la T3, que es una hormona de la glándula tiroides, encargada de nuestro metabolismo, o sea, de regular el consumo energético de todo el organismo, baja. Y eso ya no es buena noticia. ¿Qué quiere decir en palabras simples? Pues que el tiroides se da cuenta de que no estamos comiendo y da orden de bajar el ritmo de consumo. Es como si tienes 1000 euros a tu disposición todos los meses y empleas 150 en telefonía móvil, 80 en televisión por cable, etc. Pero un día te das cuenta de que el ingreso de 1000 euros ahora es de 200. Así pues, por si acaso la cosa se complica, das de baja la televisión por cable. Pues lo mismo.

Así que sí, estamos perdiendo grasa pero, a cambio, nuestro consumo energético de base se está reduciendo.

Prolongando el ayuno.

Nos pesamos y hemos visto que la cosa ha mejorado, así pues, ¿por qué no le echamos valor y aguantamos cuatro o cinco días en esta situación?

Cuando estamos en ayuno prolongado, se pueden perder 300 gramos de peso al día. Eso sí, 200 serán de grasas y un tercio de masa magra. O lo que es lo mismo, estamos comenzando a consumir nuestros propios músculos para sobrevivir. Esto ya no es tan estupendo.
Tras esos cuatro o cinco días, el cerebro, QUE NO ESTÁ PREPARADO PARA NUTRIRSE CON GRASAS, comienza a prepararse para poder consumirlas porque ve que la cosa se está poniendo seria. Las reservas de glucógeno ya están por los suelos. La insulina, obviamente, no tiene nada que hacer y baja mucho más. La T3 pone los niveles de consumo al mínimo. En otras palabras, haciendo lo mismo, consumimos mucha menos energía. Con lo que nuestro propósito se viene abajo. ¡Maldita tiroides, qué bien diseñada estás!

Para hacerlo más gráfico, supongamos que, durante el sueño, para mantener tu corazón latiendo, tu respiración, en fin, tu metabolismo, la T3 gasta, en situación normal, 1200 kcal. Pues bien, en situación de ayuno prolongado lo reduce a la mitad. ¡Así pues, vas a quemar menos!

Pero sí, se pierde peso. Fundamentalmente agua. En tres días puedes perder de 2 a 3 kg. Ojo, la mayor parte es agua. Si persistes, seguirás perdiendo peso. A partir del décimo día se pierden hasta 5 kilos por semana. Eso sí, también las ganas de vivir, porque vamos, estar 10 días sin comer…

Ayuno, ¿recomendable para adelgazar?

Habrás leído por ahí técnicas como el ayuno intermitente y demás. Bueno, ahora ya sabes un poco lo que ocurre dentro de ti. Desde el punto de vista endocrino, no es una maravilla. A ver, echar un día sin comer no te matará y de hecho, movilizar grasas, las vas a movilizar. No obstante creo que, psicológicamente, la cosa tiene sus beneficios. Me explico. Hacer un día, un solo día de ayuno, te hará perder algo de grasa, poca, pero sobre todo, te hará pasar hambre. Al día siguiente te vas a pesar y comprobarás que has perdido hasta 2 kilos (de agua, insisto, la mayor parte). En ese momento es probable que se te encienda una luz en tu cabeza diciendo: «con lo mal que se pasa haciendo ayuno, ¿merece la pena estropearlo poniéndome ahora ciego a donuts, bollería, pizzas, hamburguesas y demás cosas extremadamente deliciosas?» NO.

¿Y mi pizza 3 quesos...?
¿Y mi pizza 3 quesos…?

¿Y entonces?

El ayuno prolongado no es la solución. Eso ha quedado claro. Pasar un día con más hambre que el perro del afilador, que se comía las chispas para probar algo caliente, no te hará daño (salvo que seas diabético, en cuyo caso, olvida todo esto). Pero algo se puede hacer, seas como seas y tengas o no diabetes: salir a andar. Y cuando digo andar es andar, no de charla. Con tan solo 45 minutos a paso ligero la bajada de peso será espectacular. Eso sí, acompañándola de una reducción en el número de calorías. Todos somos muy dados a tablas de calorías y demás. La realidad es que todos sabemos lo que debemos y no debemos comer. Ni pasar la vida a base de ensaladas ni hacer de la pizza la base culinaria de tu existencia. ¿Un día tomas pizza? Bien, esa noche, algo muy, muy, muy ligero. O nada. Los últimos estudios indican que, lo ideal, es dejar a tu intestino descansar 10 horas cada día.

Yo, con este método (saliendo a andar), perdí 18 kilos en unos meses. Gracias a Gemita, que me impulsó y a mi fuerza de voluntad. Una auténtica barbaridad, lo sé, pero, ¡no tuve que ayunar! Aunque, eso sí, y que nadie os engañe: pasando algo de hambre.

¡Espero que os haya gustado! ¡Y ya sabéis, pronto hay que empezar a sacar las prendas de verano! Hacedme caso, mayo es demasiado tarde. Yo, empecé anteayer. Si os interesa, os iré contando como va la pérdida de peso.

 

Sección: Divulgación médica, Segundo de Medicina Aquí se habla de: ayuno, blog estudiante medicina, dieta, estudiante de medicina, Gemita, tiroides, verano

Breve catálogo de imbecilidades para perder peso. [Flash]

26 julio, 2018 escrito por Óscar Parra 10 comentarios

Ya es tarde. Para la «operación bikini», ya es tarde. Pero eso no quita para que aprendamos a desechar ciertas estupideces que, todos, hemos escuchado o leído sobre la pérdida de peso.

Publiée par Del cine al hospital. sur Jeudi 26 juillet 2018

Catálogo de imbecilidades para perder peso.

  • Hay que comer cinco veces al día: FALSO. Diversos estudios han tirado por tierra esta falacia. Este, por ejemplo, publicado en el International Journal of Obesity, concluyó que, una reducción en la frecuencia de comidas puede ser una forma de reducir el sobrepeso y la obesidad. Algo que, sin mucha investigación uno puede razonar bien: comes menos veces, ingieres menos calorías. En resumen realizar pequeñas y múltiples comidas a lo largo del día no acelera el metabolismo y tampoco incrementa la quema de calorías.
  • Hay que beber al menos dos litros de agua al día: FALSO. Como beneficioso, y con mesura (eso de los dos litros depende del ambiente, lo que comas ese día, en fin…), es beneficioso para tus riñones pero, ¿para adelgazar?. No. O bueno, sí; si solo tomas agua te aseguro que adelgazas.
  • Saltarse el desayuno engorda: FALSO. Lo sé, lo sé, es una de esas frases de madre o cuñado que estás haaaarto de escuchar. Pero no es verdad. Te habrán dicho que, no desayunar es el camino directo a ganar peso. Pero resulta que la cosa no funciona así. Es un «defecto» del observador. Me explicaré mejor. Cuando estás gordo, un día eres consciente y dices: se acabó. Así que al día siguiente te saltas el desayuno. Obviamente sigues gordo porque no modificas otros hábitos. Total, dos semanas después comentas que llevas unos días sin desayunar y no bajas de peso y entonces de ahí alguien deduce que no desayunar engorda, ¡porque tú estás gordo! Y no. No adelgazas porque, por ejemplo, no quemas suficientes calorías, pero no porque no desayunes. Si a partir de mañana todas las personas que tienen una figura y peso envidiables (hola Gemita), asegurasen que nunca desayunan, pronto escucharías decir que, no desayunar es la solución para perder peso. Hace poco se ha llevado a cabo un ensayo clínico en el se ha llegado a la conclusión de que el hecho de desayunar o no desayunar no guarda ninguna relación con la pérdida de peso. En ese estudio participaron 309 hombres y mujeres durante 4 meses. Unos desayunaban y otros no. Pues bien no se encontró ningún efecto en la pérdida de peso, tanto en el grupo que tomaba desayuno como en el grupo que no. ¡Por cierto! No, tampoco es la comida más importante del día.
  • Dietas con las que no se pasa hambre. FALSO. Lo siento, de verdad que sí, pero… No existen. Al final, el metabolismo de nuestro organismo solamente es un suma y resta.
    ¿Consumes más calorías de las que quemas? Entonces… Almacenas = Engordas.
    ¿Consumes menos? Entonces… Sacas del almacén = Adelgazas.
    No significa que tengas que pasar más hambre que el perro del afilador, que se comía las chispas para comer algo caliente. Pero vamos, que si te sientes saciado y «lleno», es que has comido de más. Sobretodo al comienzo de una dieta. Luego, con el paso de los días, tal vez por la costumbre, creas que te has saciado. De hecho, si no pasas hambre haciendo dieta, ¿por qué la mayoría engorda al terminar la dieta? ¿Comen las mismas cantidades tras la dieta y engordan…?
  • Tomar productos adelgazantes, tipo zumos detox. FALSO. Ya os conté en esta postal la verdad de los productos detox…
  • La báscula no miente: FALSO. La pérdida de peso no es un proceso regular. No se pierde peso linealmente. O sea, si hoy bajas 200 gramos, mañana bajarás otros 200 y pasado y al otro… ¡No!. ¿La razón? Diversas. Por ejemplo, puedes estar perdiendo grasa pero ves en la báscula que ese día has ganado 100 gramos. ¿Entonces? Posiblemente estés reteniendo líquidos (por ejemplo porque te estás inflando a tomar bebidas isotónicas, sí, aunque no tengan azúcar). O por temas hormonales, las mujeres tienes unas retenciones tremendas por este asunto.
Gemita y varios amigos y actores en el rodaje de mi cortometraje "LO PRIMERO ES LA FAMILIA"
Gemita y varios amigos y actores en el rodaje de mi cortometraje «LO PRIMERO ES LA FAMILIA». ¡Junto a ella mi amigo Pablo Pinedo, que comió lo mismo que Gemita ese día! 🙂

Sobre estas líneas mi querida Gemita, ejemplo de esas personas que, comen lo que le da la real gana y ahí la tienes. ¡Señor, esto del metabolismo deberías haberlo afinado un poco más en lugar de descansar el domingo! ¡Que mira a Gemita, mira a mi amigo Pablo Pinedo y mírame a mí! 😉 Es broma. No, efectivamente, no comemos las mismas cantidades.

Ahí lo tienes, ese es tu metabolismo ahora mismo. Bueno, el mío sin traje, que me agobia.
Ahí lo tienes, ese es tu metabolismo ahora mismo. Bueno, el mío sin traje, que me agobia.

Como ves hay mucha mentira en esto de la pérdida de peso. Otro día hablaremos de lo malas o no tanto que son las grasas y demás. Pero tened presente que, como os he dicho, el metabolismo es casi, un mero contable de calorías.

El profesor de Ciencias que adelgazó 17 kilos comiendo en McDonalds.

Sí, lo sé, suena a broma… Pero es verdad. John Cisna, un profesor de ciencias, demostró que la comida basura (pero qué rica está, jopé), no le impidió adelgazar 17 kilos en tres meses. ¿Cómo lo hizo? Pues andando 45 minutos al día y consumiendo 2000 kcal al día. Eso sí, esas 2000 kcal, venían del McDonalds. Por cierto, que la empresa no tuvo nada que ver en el asunto.

Para colmo bajó sus niveles de LDL (el llamado «colesterol malo») de 173 a 153. Aquí podéis ver un vídeo del caballero.

Y no es el primero que hace algo así. Otro tipo, llamado Jared Fogle, perdió, agárrate, ¡¡117 kilos comiendo bocadillos de la cadena Subway!! Aquí tenéis al pájaro con los pantalones que se gastaba antes de liarse a comer bocadillos.

El señor "Subway"
El señor «Subway», que además de adelgazar con bocatas, resultó ser un perfecto hijo de puta.

Eso sí, se tomaba dos al día, uno de pollo y otro vegetal y se puso a andar todos los días. ¡A ver si este verano nos vamos a lanzar de cabeza a comer bocadillos y hamburguesas! Por cierto, este hijo de puta está en prisión, condenado a 15 años de cárcel por pagar para mantener sexo con menores y por posesión de pornografía infantil. Se ve que con la grasa también perdió la vergüenza, la dignidad y la humanidad. Pero en fin, una cosa no quita la otra.

El control de calorías, eso sí funciona.

Lo que quiero decir con todo esto es que, llevando un control de las calorías que ingieres, casi, casi, casi, da igual lo que comas. Como han demostrado estos tipos. Bueno, a ver, teniendo en cuenta ciertos parámetros nutricionales. Tampoco está el tema para mantenerse durante toda la vida con McPollos, eso es casi una anécdota, pero que sepas que, al final, 100 gramos de aceitunas negras te meten 349 kcal entre pecho y espalda, y los mismos 100 gramos de queso de bola, tienen exactamente las mismas 349 kcal. ¡Tú eliges!

PD: Si te ha entrado la curiosidad sobre mi corto «Lo primero es la familia», aquí lo tienes. ¡Atentos al trabajo de mi amigo Pablo Pinedo, que está especialmente maravilloso! Sin desmerecer al resto, claro.

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Dietas y productos detox: traigo buenas noticias.

18 junio, 2018 escrito por Óscar Parra 2 comentarios

Supongo que habrás visto últimamente un montón de productos detox, dietas detox, cremas detox, y toda clase de inventos con la palabra detox. Por lo general son productos con un aumento de precio considerable. Algo normal, ¡son detox!. Pero os traigo una buena noticia que os ahorrará algo de dinero: NO VALEN PARA NADA. Lo voy a escribir de nuevo para que quede más claro: NO HAY PRODUCTOS DETOX. NO EXISTEN.

¿Pero qué significa detox?

En realidad no significa nada. La palabra en sí es tan falsa como sus supuestos beneficios. Vamos, que la RAE ni la acepta ni la conoce. Pretende hacer creer al consumidor que son productos, o dietas que son capaces de desintoxicar nuestro organismo. En otras palabras, los vendedores de humo habituales nos quieren hacer creer que sus productos son estupendos para depurar y purgar nuestro cuerpo (incluso la mente, he llegado a leer por ahí). Para ello nos venden, por ejemplo, un estupendo juego de zumos de vegetales a razón de 50 euros por día, no es broma.

detox
Zumos de frutas. Tan detox como una tortilla de patatas.

Pero entonces, ¿no tienen ningún beneficio? A ver, beneficio sí que hay, pero para la cuenta corriente del vendedor.

En teoría, estas dietas detox se hacen para restaurar la energía, perder peso y aliviar los síntomas de enfermedades crónicas como la artritis y la fibromialgia. Nada más y nada menos. A un paso de curar el cáncer como el imbécil ese de Josep Pamies.

¿Hay alguna evidencia de efectividad? No; no hay datos sobre este tipo de dieta en la literatura médica. Por el contrario, muchos estudios han demostrado que los ayunos y las dietas extremadamente bajas en calorías invariablemente reducen la tasa metabólica basal del cuerpo en su lucha por conservar la energía. De modo que, una vez que reanudas la alimentación normal, se obtiene un aumento de peso rápido.

El detox más barato.

Otra buena noticia que os traigo es que todos los seres humanos ya venimos de fábrica con un par de estupendos órganos depuradores, purgantes y que desintoxican de maravilla: el hígado y los riñones. Y por si fuera poco, también tenemos sistema linfático. Estos son los auténticos «detox». Todo lo demás, propaganda y charlatanería.

Naturalmente las dietas detox funcionan. Si te metes al cuerpo únicamente 800 calorías al día, a base de zumos, adelgazas, vaya que sí. Pero igualmente si te comes una tableta de chocolate entera al día, y solo eso, te estarías metiendo 678 calorías, ¡o sea que te funcionaría mejor esa dieta…! Salvo que, en ambos casos, te faltarían muchísimos nutrientes. Y, como curiosidad, la dieta del chocolate, aún es más nutritiva que la los zumos…

Chocolate detox
Etiqueta de un famoso chocolate.

Bueno hombre, pero si son zumos de frutas…

A ver, en realidad la etiqueta detox ya la he visto en infinidad de productos, no solo en ¿inocentes? zumos. Pero venga, vamos con los zumos. Gracias al bombardeo constante, hemos crecido pensando que los zumos de fruta son muy beneficiosos para la salud. ¡Y además son muy naturales! Sí, naturales son (algunos), pero vamos, tan naturales como la cicuta.

cicuta
Planta de la cicuta (conium-maculatum). ¡Esta sí que es detox, pero del todo! Unos pocos gramos provocan la muerte. ¡Pero es natural!

Los zumos de fruta son una batalla perdida. En cualquier parque de España vas a ver a madres y padres dando a sus pequeños el preceptivo zumo de frutas de la merienda. El dichoso zumo no es tan inocente como parece. La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda no dar zumos a bebés menores de 6 meses, y los niños de 1 a 6 años no deben consumir más de 150 ml. al día. ¡Y un mini-brik ya tiene 200 ml!

¿Deberíamos reducir el consumo de fruta?

¡No! De hecho la fruta y  los vegetales son muy buenos para la salud. La fruta entera tiene un contenido en fibra más alto que el zumo, nos lleva más tiempo para consumirla, es más satisfactoria, y hay evidencia científica de que el cuerpo metaboliza la fruta entera de una manera diferente. De hecho, nuestro cuerpo quema bastantes calorías metabolizando la fruta entera.

En resumen, no te dejes engañar por productos detox. Es otro truco publicitario.

Sección: Divulgación médica, Flash, Mi Diario Aquí se habla de: blog estudiante medicina, detox, dieta, estudiante de medicina, Josep Pamies, zumos

Busca y encontrarás.

MÉDICO EN PROCESO

% de Médico
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06-02-2023
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Fin 6º
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152 días
165 días
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¿Por qué decidí estudiar Medicina?

Lo cierto es que es un deseo que atesoro desde que era niño. Tan niño que ni siquiera lo recuerdo con claridad. Tal vez tenga algo de «culpa» mi tía Fátima, que me regaló el hospital de Famobil (Playmobil en otros países). O quizás me influyera mi primer médico (entonces se llamaban «médicos de cabecera»), don Ricardo, que me inculcó el amor por la Medicina a base de humor y cariño.

«Sólo el médico y el dramaturgo gozan del raro privilegio de cobrar las desazones que nos dan».
Santiago Ramón y Cajal

Así pues, sin don Santiago lo dice, tiene que ser cierto. De dramaturgo ya ejercí, ¡atento mundo sanitario, que voy!

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