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DEL CINE AL HOSPITAL

Blog de un estudiante de Medicina. Un cineasta entre batas blancas.

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María Inés López-Ibor: el doctor House es un gran técnico de Medicina, pero no es médico.

15 julio, 2019 escrito por Óscar Parra 5 comentarios

La doctora María Inés López-Ibor es una de las más reconocidas especialistas en psiquiatría de nuestro país. Sus más de doce años de experiencia, 27 diplomas y reconocimientos y 10 premios no son fruto de la casualidad. Este curso, que ya dejo atrás, he tenido la fortuna de tenerla como profesora en la asignatura Bases psicológicas de los estados de salud y enfermedad, y obviamente es un verdadero privilegio poder contar con ella en este humilde blog.

María Inés López-Ibor
María Inés López-Ibor

El currículo de la doctora María Inés López-Ibor es casi inacabable;

  • Directora del Departamento de psiquiatría de la Universidad Complutense.
  • Académica Correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina.
  • Académica correspondiente de la Real Academia de Doctores de España.
  • Profesor Titular Psiquiatría y Psicología Médica (Facultad de Medicina, Universidad Complutense desde 2001).
  • Presidenta del Patronato de la Fundación Juan José López-Ibor.
  • Miembro del Patronato de la Fundación Ortega Marañón.
  • Miembro del Consejo de Administración de la Clínica Lopez-Ibor.
  • Miembro del Patronato de la Fundación Salto para la integración laboral de personas con enfermedad mental.
  • Miembro del patronato de la Fundación Recal para la rehabilitación y reinserción de personas con drogodependencias.
  • Comité de dirección de la Revista Actas Españolas de Psiquiatría.
  • Vocal de la Sociedad de Psiquiatría de la Comunidad de Madrid, de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad de Patología Dual.

Cuenta con una dilatada experiencia en el ámbito clínico, particularmente en los trastornos de ansiedad y depresivos y derivados del consumo de sustancias. Ha sido directora médica de la Clínica López-Ibor durante los últimos diez años.

Es una obviedad decirlo pero, desde luego la doctora López-Ibor no ha perdido el tiempo.

Psiquiatría: entrevista con la doctora María Inés López-Ibor.

  1. Doctora, actualmente se sigue viendo la especialidad médica de la psiquiatría con cierta aprensión, cuéntenos, ¿quién va al psiquiatra en este siglo XXI?

Es cierto que aún en el siglo XXI la psiquiatría sigue teniendo cierto estigma. Pero sabemos que los trastornos mentales son trastornos frecuentes que tienen tratamiento, por lo que al psiquiatra debería acudir la persona que tiene síntomas ansiosos o depresivos, o trastornos del control de los impulsos o del comportamiento o del pensamiento, que tienen su origen en un trastorno mental. 

  1. ¿Cuál es el mayor reto de esta especialidad y qué es lo más gratificante de la psiquiatría?

El mayor reto es conocer cómo funciona el cerebro, lo que hace que una persona tenga una enfermedad o un trastorno en un momento de su vida y como poder tratarlo y recuperar. Lo más gratificante es ver que los pacientes mejoran, muchos se curan completamente y otros incluso se hacen más resistentes al estrés. 

  1. Desde los albores de la Humanidad, las enfermedades mentales han sido estigmas que han costado mucho sufrimiento en las personas, ¿seguimos estigmatizando al enfermo mental? Y en caso afirmativo, ¿cómo?

El estigma de la enfermedad mental sigue siendo unas de nuestras principales preocupaciones. Afecta, no sólo al paciente, sino también a la familia y a los profesionales que nos ocupamos de ellos.

El estigma es una marca que se le pone a la persona y todo su comportamiento, por ejemplo, se atribuye a la enfermedad. - Compártelo       
 No es fácil que nuestros enfermos encuentren un trabajo o una pareja. 

  1. Usted es directora del Departamento de psiquiatría de la Universidad Complutense, ¿cómo valora la formación de los futuros médicos en la actualidad? ¿Cree que es suficiente o se echa en falta una formación más transversal?

Fui directora del Departamento hace unos años. En la Facultad de Medicina de la Complutense creo que se forman a grandes médicos, no sólo en competencias, sino también en valores. Siempre es difícil organizar planes de estudio y con la implantación, como el Plan Bolonia, se ha intentado diseñar más programas transversales. 

  1. Series de televisión con un éxito internacional incontestable como Dr. House han transmitido la figura del médico carente de empatía con el paciente y centrado en la enfermedad. ¿Refleja una realidad? ¿Es un modelo a seguir?

Series como Dr. House han conseguido dos cosas, que la población general se interese por la medicina y lo que no debe ser un médico. El Dr. House es un gran técnico de la medicina, pero no es médico. Ser médico es mucho más que saber medicina, es tener empatía, es ser capaz de establecer una buena relación con el paciente. Porque al final nuestro trabajo es diagnosticar enfermedades y tratar al ser humano y no sólo al órgano enfermo. 

  1. ¿Qué relación debería tener el médico de hoy con el humanismo?

Todo médico debe ser y estar formado en humanidades, es un pilar esencial de la medicina, ya lo decía Platón. El mayor error que se puede cometer en el tratamiento de las enfermedades es que existan médicos para el cuerpo y médicos para el alma, cuando no es posible separar el uno de la otra. 

  1. Anorexia y bulimia son dos de los grandes retos de la psiquiatría, ¿existe algún plan nacional para luchar contra estas dos enfermedades? ¿Qué perspectivas médicas se vislumbran en el futuro más inmediato para ellas?

Existe un Plan Nacional y desde el Ministerio y las Comunidades se trabaja para coordinarlo. Han aumentado mucho el conocimiento y las actividades hacia estos enfermos, por ejemplo, se han cerrado webs que fomentaban la anorexia o la bulimia. También han mejorado los tratamientos y sobre todo el diagnóstico precoz con lo que aumentan las posibilidades de recuperación. 

  1. Otra de las enfermedades más conocidas, bien por los medios de comunicación, bien por el componente amarillista con que se trata en cine y televisión es el trastorno bipolar, ¿qué nos puede contar al respecto?

El trastorno bipolar se agrupaba dentro de los trastornos del ánimo, ahora es una entidad diferente: son personas que alternan episodios depresivos con otros que se llama hipertímicos, es decir con ánimo eufórico, o incluso exaltado.

Norman Bates, el mayor exponente en el cine de "doble personalidad".
Norman Bates, el mayor exponente en el cine de «doble personalidad». Por cierto, nada que ver con una psicopatía; ahí, mi admirado Hitchcock, patinó.
  1. La hipocondría es otro de los males de nuestra era, ¿existen tratamientos psiquiátricos eficaces o es más bien terreno de la psicología?

La hipocondría es un trastorno que se describió hace tiempo como el miedo en tener una enfermedad. Es posible que, porque tenemos acceso a más información sobre la salud, también estamos más preocupados por las enfermedades. Tiene tratamiento, que muchas veces es psicológico, pero otras veces es psicofarmacológico también. 

  1. Libros de auto-ayuda, gurús del bienestar y otros nos hablan del poder de la mente. ¿Realmente tenemos el poder tanto de enfermarnos como de sanarnos?

Los libros de autoayuda son cada vez más populares y sirven para poder enseñar estrategias para adaptarnos a muchas situaciones de la vida cotidiana. Si aprendemos, por ejemplo, a relajarnos muchos de los síntomas de ansiedad desaparecerán sin necesidad, a veces, de recurrir a tratamientos. Pero también hay que tener un cierto cuidado porque son lo que son, libros o conferencias que pueden ayudarnos pero nada más; no diagnostican, ni tratan las enfermedades.
Sabemos que muchas enfermedades son consecuencia de periodos de estrés y si aprendemos a manejar ese estrés podemos recuperarnos antes y si lo manejamos bien, nos volveremos resilientes es decir menos vulnerables al estrés.  

  1. Durante el curso se nos ha hablado con detalle de la ansiedad, ¿hay tratamientos para mitigar o curar la ansiedad desde la psiquiatría?

La ansiedad es un sentimiento, también es un síntoma que aparece en muchas enfermedades por el mero hecho de enfermedad. En ocasiones es un trastorno en si mismo y es cuando hablamos de los trastornos de ansiedad. Para estos trastornos y para los síntomas de ansiedad existen tratamientos farmacológicos y psicoterapéuticos que son muy útiles. Pero el diagnóstico tiene que estar bien hecho para que sean eficaces. 

  1. Igualmente hemos hablado de sentimientos, algo que parece escapar del ámbito de la Medicina. ¿Realmente se puede enfermar de tristeza? ¿Hay algo de verdad en el viejo tópico de “ha muerto de pena”?

La tristeza es un sentimiento que surge, sobre todo, ante una pérdida de algo o alguien, por ejemplo, un trabajo, una pareja, un amigo. Siempre hay una razón para estar triste. Pero la depresión es algo más, los límites entre estar triste y tener una enfermedad, como la depresión, a veces son vagos.
Cuando alguien se deprime, además de tristeza, aparecen otros síntomas más como la incapacidad de disfrutar de las cosas, la apatía. Si es verdad que si en estos casos no se pide ayuda las personas pueden empeorar mucho. 

  1. Para acabar, doctora, ¿qué le diría usted a un alumno de Medicina interesado en la especialidad de psiquiatría? ¿Hay buenas salidas laborales? ¿Qué es lo mejor y lo peor de esta desconocida especialidad?

Para mí la Psiquiatría es una especialidad médica muy completa, se ocupa del diagnóstico, tratamiento y recuperación de las personas que padecen una enfermedad mental. Yo creo que dentro de la medicina es una de las especialidades que tendrá más salidas, ya que en investigación hay mucho que hacer, aunque ya conocemos mucho mejor estas enfermedades.
Los mejor es ver que los pacientes mejoren y dejan de sufrir y eso hace que ellos y su entorno mejoren y lo peor es el estigma que sigue afectando a todo lo relacionado con la enfermedad mental.

Muchas gracias, de verdad, por esta entrevista, nos ayuda a todos a disminuir este estigma.


Bien, amigos. Ya habéis conocido un poquito a esta excelente profesional. Ha quedado claro que para ir al psiquiatra no hay que estar «loco», basta con padecer depresión, ansiedad o incluso estar triste para tener una buena razón para buscar ayuda.

Y si además la ayuda viene de una profesional de este calibre, mejor. Si alguien precisa contactar con la doctora María Inés López-Ibor, haciendo clic aquí , entrará en contacto.

Sección: Divulgación médica, Mi Diario, Segundo de Medicina Aquí se habla de: anorexia, ansiedad, bipolar, blog estudiante medicina, bulimina, doble personalidad, Dr. House, estrés, Inspiración, López-Ibor, María Inés López-Ibor, morir de pena, psiquiatría, sentimientos, trastorno bipolar, trastorno de identidad disociativo

Fin de las vacaciones: el estrés postvacacional que, seguramente, no tienes.

26 agosto, 2017 escrito por Óscar Parra 2 comentarios

Languidece Agosto y, con él, las vacaciones de muchas personas. Vuelta a casa y al quehacer diario. ¡Qué depresión! Pero tranquilo, esta sensación de malestar postvacacional es por la que pasan millones de personas tras el fin de sus vacaciones estivales, tiene remedios para combatirlo y… NO ES ESTRÉS POSTVACACIONAL (casi seguro).

estrés postvacacional delcinealhospital

Síntomas del estrés postvacacional.

Son diversos, pero algunos de los más frecuentes son dolor de cabeza, insomnio, dolores musculares, problemas de atención y problemas de memoria. Estos síntomas surgen como una reacción de estrés tras la incorporación, ya sea al trabajo o a los estudios. Simplemente el cambio de hábitos exige un esfuerzo que puede llevar aparejado un incremento de la ansiedad.

Los primeros días de incorporación es normal que el rendimiento y la motivación sean más bajos de lo normal. También es normal que te sientas cansado con más facilidad, que adolezcas de decaimiento, etc. Todo esto se incrementa si, para colmo, no te gusta el trabajo o los estudios o si estás muy quemado.

Vacaciones en una playa española. Estrés postvacacional

¿Qué dice la Medicina del estrés postvacacional?

Pues es que no existe un consenso sobre el asunto. Las estadísticas que tenemos provienen de medios de comunicación sin un control estricto. En estas, los resultados varían entre el 63% de mujeres y el 51% de hombres. Pero claro, si nos ponemos serios la cosa cambia. Y ponernos serios implica seguir los parámetros del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.

«Para sufrir de verdad estrés postvacacional se tiene que cumplir una condición indispensable: que el malestar se mantenga tres meses después de la reincorporación al trabajo». - Compártelo       

Es decir, que para que alguien sufra este trastorno debe estar experimentando estos síntomas emocionales (malestar, ansiedad, depresión) o de comportamiento (deterioro significativo de la actividad social o laboral o académica), como consecuencia de la vuelta a su actividad profesional, tres meses después de reincorporarse a la misma. Y en las encuestas esas de las que hablaba antes, el asunto dura unos días; o sea, NO es estrés postvacacional. 

Vacaciones.
Vacaciones.

En otras palabras, que a todos nos jode dejar las vacaciones. Que los primeros días son una putada pero que en poco tiempo todo vuelve a la normalidad. Si el asunto se demora más de tres meses, entonces sí, entonces puedes hablar de un estrés postvacacional de verdad.

¿Cómo alivio ese malestar postvacacional?

Según la Sociedad Española para el Estudio del Estrés y la Ansiedad, estas son las pautas para evitar ese malestar o, al menos, paliarlo.

  • Comenzar el trabajo poco a poco y a ser posible por lo más grato.
  • Conviene usar el tiempo de comer como momento de descanso y ruptura con nuestras actividades profesionales. Es bueno aprovechar la comida para hacer vida social y familiar, ¡o sea, es un buen momento para llamar a casa y charlar unos minutos con tu gente!
  • Dormir lo suficiente, en torno a ocho horas.
  • Dejar el trabajo en la oficina (tanto los papeles, como las preocupaciones).
  • La práctica moderada de algún deporte o ejercicio físico ayuda a relajarnos.
  • La organización del tiempo y de nuestras actividades, estableciendo horarios, es fundamental para poder descansar, no estar preocupados, no sufrir continuos sobresaltos, olvidos importantes, etc.
  • Saber seleccionar actividades cuando no podemos hacer todo.
  • No analizar continuamente los problemas o las alternativas: esto produce ansiedad.

A eso yo añadiría que es importante no darle excesiva importancia a los problemas. Tendemos a magnificar lo malo y minimizar lo bueno de nuestra vida. A fin de cuentas, si has tenido vacaciones eres muy afortunado, formas parte del 25% de seres humanos más ricos del planeta. Es mas, si estás leyendo esto significa que estás más comunicado e informado que los 5 mil millones de habitantes en el planeta que no usan Internet.  

Y después de todo,en  unos meses volverás a estar de vacaciones.

¡A por todas!

Sección: Divulgación médica Aquí se habla de: estrés, postvacacional, vacaciones, verano

La crucifixión de Jesús. ¿Qué nos cuenta la Medicina?

7 abril, 2017 escrito por Óscar Parra 3 comentarios

Pocas muertes habrá más conocidas en la Historia de la Humanidad que la crucifixión de Jesús de Nazaret.

La semana próxima, los creyentes, celebraremos la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Los no creyentes, simplemente se irán de vacaciones, que también está muy bien.

Pero, ¿qué nos dice la Medicina sobre el tormento que sufrió Jesús de Nazaret?

Muchas cosas y ninguna buena. Comenzamos en la noche de Jueves Santo. Jesús lleva a cabo una cena ritual con sus amigos, una cena de despedida. En principio este evento le debió suponer un importante estrés emocional, lo que pudo conllevar un aumento de la presión arterial.

Fotograma de mi película LA ESPINA DE DIOS.
Fotograma de mi película LA ESPINA DE DIOS.

Durante la cena, al parecer, se consumió apio especiado con vinagre y miel, algo de cordero, pan ácimo (sin levadura) y vino. La ingesta calórica no fue muy grande teniendo en cuenta los acontecimientos que iba a sufrir Jesús en las horas posteriores.

Tras la cena sabemos que se dirigió al Huerto de los Olivos (Getsemaní). Aquí las cosas se empiezan a poner interesantes.

Hematidrosis: sudando sangre.

Jesús, debido al extremo sufrimiento emocional, sufre un proceso de hematidrosis o hemohidrosis, o lo que es lo mismo, sudó sangre. Aunque en realidad no fue sangre estrictamente hablando. El intenso estrés soportado por Jesús hizo que aumentase mucho su presión arterial. Esto provocó una fuerte vasoconstricción α-1 cutánea y abdominal, o lo que es lo mismo, un chorro de adrenalina.
Al subir la tensión, se activó en su organismo una descarga simpática colinérgica vasodilatadora que provocó una gran sudoración (para perder volumen y así disminuir la presión). En ese momento, toda la sangre que había sido expulsada del intestino y de la superficie cutánea se dirigió a donde hay vasodilatación, a las glándulas sudoríparas. El tejido no soporta la presión y la sangre se extravasa saliendo al exterior en el sudor. Para colmo la piel queda en un estado de máxima sensibilidad. Existen pocos casos documentados de hematidrosis. En la Primera Guerra Mundial se han descrito casos de soldados que, enfrentados a su inminente fusilamiento, la padecieron.

Jesús, sufriendo hematidrosis. Fotograma de mi película LA ESPINA DE DIOS.
Jesús, sufriendo hematidrosis. Fotograma de mi película LA ESPINA DE DIOS.

Poco después Jesús es apresado y tras una serie de vejaciones se le condena a ser flagelado.

La flagelación.

La flagelación romana constaba de un número indeterminado de golpes dados con  un flagrum. A Jesús se le desnudó la parte superior del cuerpo, se le ató a un pilar no muy alto, con la espalda encorvada, de modo que al descargar sobre esta los golpes no se perdiese fuerza.
El instrumento usual era un látigo corto (flagrum o flagellum) con varias cuerdas o correas de cuero, a las cuales se ataban pequeñas bolas de hierro o trocitos de huesos de ovejas. Cuando los soldados azotaban repetidamente y con todas sus fuerzas las espaldas de su víctima, las bolas de hierro causaban profundas contusiones y hematomas. Las cuerdas de cuero con los huesos de oveja, desgarraban la piel y el tejido celular subcutáneo.

Al continuar los azotes, las laceraciones cortaban hasta los músculos, principalmente los músculos trapecio, dorsales anchos, romboides y serratos,  produciendo tiras sangrientas de carne desgarrada. Este castigo produjo una importante pérdida de líquidos (sangre y plasma). No olvidemos que la hematidrosis había dejado la piel muy sensible en Jesús.

La crucifixión

Como era costumbre, Jesús cargó la cruz hasta el lugar de la crucifixión. Se sabe que la cruz completa pesaba más de 140 kilos, por lo que es evidente que él solo llevo el patíbulo (el palo horizontal) que pesaba unos 40 kilos. Con agotamiento extremo y debilitado, tuvo que caminar un poco mas de medio kilómetro (entre 600 y 650 metros) para llegar al lugar del suplicio. El nombre en arameo es Golgotha, que significa “lugar de la calavera”, ya que era una protuberancia rocosa, que tenia cierta semejanza con un cráneo humano.

Instantánea tomada en el auténtico Gólgota, en Jerusalén.
Instantánea tomada por Gemita en el auténtico Gólgota, en Jerusalén.

Antes de comenzar la tortura de la crucifixión, era costumbre dar una bebida narcótica (vino, con mirra, e incienso) a los condenados; con el fin de mitigar un poco sus dolores. Cuando presentaron a Jesús este brebaje, no quiso beberlo. ¡Quiso sufrir en toda su extensión!

Clavado por las muñecas, no por las manos.

Con los brazos extendidos, pero no tensos, las muñecas eran clavadas en el patíbulo. De esta forma, los clavos de un centímetro de diámetro en su cabeza y de 13 a 18 centímetros de largo, eran puestos entre el radio y los metacarpianos, o entre las dos hileras de huesos carpianos, ya sea cerca o a través de la retinacula flexora y los varios ligamentos intercarpales. En estos lugares aseguraban el cuerpo.

Estudiante de Medicina. Clavos en la crucifixión de Jesús.
Clavos en la crucifixión de Jesús.

El colocar los clavos en las manos hacia que se desgarraran fácilmente puesto que no tenían un soporte óseo importante. De ahí que todos los crucifijos, o la mayoría, estén equivocados. No, a Jesús no lo clavaron por las manos, fue por las muñecas.

Eso le produjo una herida alrededor del hueso muy dolorosa. Al igual que la lesión de vasos arteriales, la mayor parte de ellos, ramas de la arteria radial o ulnar. El clavo penetrado destruía el nervio sensorial motor, o bien comprometía el nervio mediano, radial o el nervio ulnar. La afección de cualquiera de estos nervios produjo tremendas descargas de dolor en ambos brazos. El empalamiento de varios ligamentos provocó fuertes contracciones en la manos. Particularmente, si se dañó el flexor largo del pulgar, hizo que éste se plegara hacia el  interior de la palma de la mano. ¿Tal vez por eso la imagen de la reliquia conocida como Sábana Santa de Turín carece de dedo pulgar?

Aquí se observa la posición de los clavos en la crucifixión de Jesús. Fotograma de mi película LA ESPINA DE DIOS. Estudiante de Medicina.
Aquí se observa la posición de los clavos en la crucifixión de Jesús. Fotograma de mi película LA ESPINA DE DIOS.

¿Y los pies?

Los pies eran fijados al frente del estípete por medio de un clavo de hierro, clavado a través del primero o segundo espacio intermetatarsiano. Naturalmente esto implicó la sección o casi sección de algún nervio interdigital además de afectar al nervio profundo peroneo y a las ramificaciones de los nervios medianos y laterales de la planta del pie.

¿Se clavaron ambos pies con un solo clavo o se empleó un clavo para cada pie? Esta es una cuestión controvertida. Lo más probable es que cada uno de los pies de Jesús se fijara a la cruz con un clavo distinto. San Cipriano que, más de una vez había presenciado crucifixiones, habla en plural de los clavos que traspasaban los pies. San Ambrosio, San Agustín y otros mencionan expresamente los cuatro clavos que se emplearon para crucificar a Jesús.

A pesar de que se crucificaron a miles de personas, solamente se ha encontrado un esqueleto con signos de haber sufrido este suplicio. Un tal Yehohanan (Juan), fue hallado en el cementerio de Givat HaMivtar. Este muchacho, de unos 25 años, murió en el siglo I. Es decir, fue contemporáneo de Jesús de Nazaret.

En la fotografía podéis ver el hueso del talón (calcáneo) del pie atravesado por un clavo (el de la derecha de vuestra pantalla). Al parecer a este pobre desgraciado no pudieron ni desclavarlo del olivo en que fue crucificado y se decidió cortar el árbol y enterrarle con el pie aún clavado.

Yehohanan, el único crucificado del siglo I que ha llegado a nuestros días.
Yehohanan, el único crucificado del siglo I que ha llegado a nuestros días.

De todas las muertes la de la cruz era la más inhumana, suplicio infamante, que en el imperio romano se reservaba a los esclavos (servile suppliciun)

Y finalmente, ¿de qué murió Jesús?

El efecto principal de la crucifixión, aparte del tremendo dolor, era la imposibilidad de llevar a cabo una respiración normal. Particularmente el problema está en exhalar el aire de los pulmones.

El peso del cuerpo, tirando hacia abajo  mientras Jesús colgaba por los brazos y hombros extendidos, hacía que sus músculos intercostales le mantuvieran en estado de inhalación. Es decir, es como si coges aire y mantienes los brazos en cruz, ligeramente por encima de tu cabeza. Notarás que te cuesta soltarlo, exhalar el aire.

De esta manera, la exhalación de Jesús era diafragmática, y la respiración muy leve. Probablemente con una respiración tan leve pronto se produciría un envenamiento por hipercarbia (exceso de ácido carbónico en sangre), lo que le produciría acidosis respiratoria. Esta rápida acidosis le produjo a Jesús los siguientes síntomas: Confusión, agotamiento, letargo, dificultad para respirar y somnolencia.

El desarrollo de calambres musculares o contracciones tetánicas (producidas por una contracción mantenida), debido a la fatiga y la hipercarbia, afectarían aun más la respiración.

Jesús, para poder soltar el aire tenía que incorporar el cuerpo empujándolo hacia arriba con los pies, apoyándose en los clavos y al mismo tiempo flexionando los codos. Obviamente esta maniobra colocaría el peso total del cuerpo en los tarsales y causaría un tremendo dolor. Más aun, la flexión de los codos causaría rotación en las muñecas en torno a los clavos de hierro, y provocaría un enorme dolor a través de los nervios lacerados.
El levantar el cuerpo, este rasparía dolorosamente las espaldas contra el estípite. Los calambre musculares y la parestesia (sensación o anormal de cosquilleo, calor o frío que se experimenta en la piel) de los brazos abiertos y doblados se agregarían al malestar. Como resultado de esto, cada esfuerzo de respiración se volvería agonizante y fatigoso, y eventualmente llevarían a la asfixia.

La causa real de la muerte por crucifixión de Jesús fue debida a múltiples factores. La más probable debió ser una mezcla de shock hipovolémico (por pérdida de sangre) y asfixia por agotamiento.

 


Fuentes: http://www.fluvium.org
Anatomía de una Crucifixión

Sección: CINE, Divulgación médica, Mi Diario, Primero de Medicina Aquí se habla de: anatomía, cine, crucifixión, estrés, forense, Gemita, Jesús de Nazaret, medicina legal, tortura

El estrés crónico y herramientas para eliminarlo según la Medicina.

23 marzo, 2017 escrito por Óscar Parra Deja un comentario

Según la Facultad de Medicina de Harvard, el estrés crónico nos hace pagar un alto peaje en el cuerpo: contribuye a todo lo malo, desde la presión arterial alta y las enfermedades del corazón a la ansiedad, los trastornos digestivos y la cicatrización lenta de una herida.
Por eso mismo la gestión del estrés ayuda a controlar muchas enfermedades crónicas o a reducir el riesgo de desarrollarlas.

Para mejorar el estrés todo el mundo te dirá que hagas ejercicio regularmente, que mantengas una dieta saludable y que duermas bien. Sí, genial, pero hay algo más que podemos hacer desde ya mismo: ¡Relajarnos!. Genial Óscar, suena guay pero, ¿cómo me relajo con el pedazo de estrés que tengo…?

El estrés y sus soluciones según la Universidad de Harvard.
El estrés y sus soluciones según la Universidad de Harvard.

Antes de nada vamos a conocer unos pocos datos sobre el estrés.
La relajación es lo opuesto al estrés corporal. Relajarnos contribuirá a bajar la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y los niveles de hormona del estrés.
Según el doctor Darshan Mehta, director médico del Instituto Benson-Henry afiliado al Hospital General de Harvard General en Massachusetts, «Al relajarnos se segregan hormonas beneficiosas y se reduce la actividad de los genes dañinos».

En la última década, varios estudios del Instituto Benson-Henry han demostrado los beneficios reales de la relajación y han encontrado los siguientes efectos:

  • Presión sanguínea. La relajación puede activar genes asociados con la dilatación de los vasos sanguíneos y reducir la actividad de los genes asociados con el estrechamiento de los vasos sanguíneos y la inflamación. «Aumenta la producción de óxido nítrico, que aumenta la elasticidad de los vasos sanguíneos y los relaja», dice el Dr. Mehta. Eso puede ayudar a bajar la presión arterial.
  • Glucemia. La relajación puede mejorar la actividad de la insulina mediante la activación de genes que ayudan a controlar el azúcar en la sangre.
  • Digestión. La relajación puede reducir la actividad de genes directamente relacionados con los procesos de la enfermedad inflamatoria intestinal (incluyendo la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa). «El estrés estimula el tracto digestivo, que puede causar diarrea o náuseas.» La respuesta de relajación devuelve el movimiento gastrointestinal a un estado equilibrado «, explica el Dr. Mehta.
  • Inflamación. La relajación parece desactivar los genes implicados en la inflamación, y la respuesta al estrés en sí», dice el Dr. Mehta.
    Mientras que necesitamos la inflamación para combatir la infección y curar el cuerpo, el estrés crónico pone el cuerpo en un estado constante de inflamación. Eso puede aumentar la acumulación de placa dentro de las arterias coronarias, lo que puede aumentar el riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y dolor en el pecho, y también puede desencadenar el crecimiento celular no regulado, lo que contribuye al riesgo de cáncer.

Que sí Óscar, que sí, que todo eso está muy bien pero, ¿CÓMO DEMONIOS ME RELAJO?. Vale, vale, estas son las pautas.

  1. Siéntate en un lugar tranquilo con los ojos cerrados, bueno, ciérralos una vez que estés sentado, que tampoco es plan de ir dándose golpes con los muebles hasta sentarnos.
  2. Respira profundamente. Relaja tus músculos y silenciosamente repite una palabra, frase, sonido o una breve oración que te guste una y otra vez. Por ejemplo, puedes decir la palabra «paz». Si te vienen pensamientos de cualquer tipo no te preocupes, ya se irán, tu céntrate en la palabra o en el sonido que hayas escogido. Practica esto durante 10 o 15 minutos al día. Cuanto más a menudo practiques esta relajación, más beneficio verás con el tiempo.
  3. Respiración focalizada. Hay que centrarse en hacer  respiraciones lentas y profundas. Asegúrate de que tu vientre se mueve hacia dentro y hacia fuera mientras respiras.
  4. Exploración corporal . Concéntreate en una parte del cuerpo. Imagínate esa parte cálida y relajada, imagina que está liberando tensión en esa área. Pasa a otra parte del cuerpo y repite el proceso. Comienza pensando en los hombros o el cuello.
  5. Imágenes guiadas . Crea una escena que te sugiera calma en tu mente, que te haga sentir relajado. Puede ser un lugar o una experiencia vivida en el pasado. Permite que tus sentidos se involucren imaginando los olores que estás encontrando. ¿Recuerdas algún olor que te recuerde a tu infancia como el de la madera quemada en la lumbre?. Disfruta de esa escena durante unos minutos.

Como ves son solamente cinco puntos, ¿no vas a encontrar media hora al día para ti?
Puede que te preguntes si la relajación puede prevenir problemas de salud, o incluso revertir los problemas de salud que ya han aparecido. El doctor Mehta opina que, «Es alentador, y estamos estudiando esa pregunta ahora, pero todo apunta a que sí».

Sección: Divulgación médica Aquí se habla de: estrés, relajación

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¿Por qué decidí estudiar Medicina?

Lo cierto es que es un deseo que atesoro desde que era niño. Tan niño que ni siquiera lo recuerdo con claridad. Tal vez tenga algo de «culpa» mi tía Fátima, que me regaló el hospital de Famobil (Playmobil en otros países). O quizás me influyera mi primer médico (entonces se llamaban «médicos de cabecera»), don Ricardo, que me inculcó el amor por la Medicina a base de humor y cariño.

«Sólo el médico y el dramaturgo gozan del raro privilegio de cobrar las desazones que nos dan».
Santiago Ramón y Cajal

Así pues, sin don Santiago lo dice, tiene que ser cierto. De dramaturgo ya ejercí, ¡atento mundo sanitario, que voy!

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