Ya hemos agotado la mitad del año prácticamente y, de momento, esta noticia es posible que sea la mejor novedad médica de este 2018. Según investigadores de Stanford, durante un ensayo clínico con ratones, la activación de las células T en los tumores eliminó incluso las metástasis a distancia en los roedores. O más clarito: inyectan dos sustancias que «animan» a las propias células T del organismo y estas acaban con el tumor y con todas las metástasis que haya hecho. A raíz de esto, se está realizando un ensayo clínico en pacientes con linfoma.
La inmunoterapia será la que acabe con el cáncer.
Carlos Cabañas es un gran investigador español, trabaja en el CSIC y este año me ha dado clases de Inmunología. Un buen profesor y un ilusionado defensor de las inmunoterapias para acabar con este horror que es el cáncer. El profesor Cabañas nos invitó a profundizar en este asunto y, la verdad, es todo muy ilusionante.
¿En qué consiste esta inmunoterapia?
Es un método sencillo, consiste en inyectar cantidades diminutas de dos agentes inmunoestimulantes directamente en tumores sólidos en ratones. Al hacerlo se ha comprobado que puede eliminar todos los rastros de cáncer en los animales, incluidas las metástasis distantes y no tratadas, según un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford. El estudio demostró que este enfoque funciona para muchos tipos diferentes de cánceres, incluidos los que surgen espontáneamente.
Y todo esto sin quimioterapia.
Los investigadores creen que la aplicación local de cantidades muy pequeñas de esos dos agentes podría servir como una terapia contra el cáncer rápida y relativamente barata que es poco probable que cause los efectos secundarios adversos que a menudo se observan con la estimulación inmune en todo el cuerpo.
El investigador y profesor de oncología, Ronald Levy asegura que, cuando se usan estos dos agentes juntos, se da la eliminación de tumores en todo el cuerpo. Este enfoque evita la necesidad de identificar objetivos inmunes específicos del tumor y no requiere la activación al por mayor del sistema inmune o la personalización de las células inmunes de un paciente. Levy, que tiene la cátedra Robert K. y Helen K. Summy en la Facultad de Medicina, es el autor principal del estudio, que se publicó el 31 de enero en Science Translational Medicine.
Uno de los agentes ya está aprobado para su uso en humanos; el otro ha sido probado para uso humano en varios ensayos clínicos no relacionados. En enero se lanzó un ensayo clínico para evaluar el efecto del tratamiento en pacientes con linfoma.

Increíbles efectos en todo el cuerpo.
Esta terapia contra el cáncer, trata de aprovechar el sistema inmunitario del paciente para combatir el cáncer. La investigación en el laboratorio condujo al desarrollo de rituximab, uno de los primeros anticuerpos monoclonales aprobados para su uso como tratamiento anticancerígeno en humanos.
Algunos enfoques de inmunoterapia dependen de la estimulación del sistema inmune en todo el cuerpo. Otros se dirigen a puntos de control naturales que limitan la actividad anticancerígena de las células inmunes. Aún hay otros, como la terapia de células T CAR recientemente aprobada para tratar algunos tipos de leucemia y linfomas, que requieren que las células inmunológicas de un paciente sean extraídas del cuerpo y modificadas genéticamente para atacar las células tumorales. Muchos de estos planteamientos han sido exitosos, pero tienen desventajas, desde efectos secundarios difíciles de manejar hasta tiempos de preparación o tratamiento de alto costo.
«Todos estos avances en inmunoterapia están cambiando la práctica médica», dijo Levy. «Nuestro tratamiento utiliza una sola aplicación de cantidades muy pequeñas de dos agentes para estimular las células inmunes solo dentro del tumor mismo. En los ratones, vimos efectos sorprendentes en todo el cuerpo, incluida la eliminación de tumores en todo el animal».
¿Por qué nuestro sistema inmune no ataca al cáncer?
En realidad sí lo hace, pero en ocasiones, se producen mutaciones que silencian a determinadas células encargadas de destruir tumores, como la famosa p53, una proteína que es una especie de Guardia Civil que vigila de cerca al ADN para comprobar que todo está bien. Pero sí, a veces, falla. Además, a medida que el tumor crece, diseña formas de suprimir la actividad de las células T (nuestros defensores contra los tumores).
Sin embargo, el método de Levy funciona reactivando las células T específicas para un determinado cáncer inyectando cantidades muy pequeñas (apenas unos microgramos) de los dos agentes comentados directamente en el sitio del tumor, recuerda que un microgramo es una millonésima de gramo. Y una vez ahí, el tumor ya no puede defenderse y sucumbe ante el ataque de las células T. Es más, algunas de estas células T activadas dejan el tumor original para encontrar y destruir otros tumores idénticos en todo el cuerpo.
Este enfoque funcionó sorprendentemente bien en ratones de laboratorio con tumores de linfoma de ratón trasplantados en dos sitios en sus cuerpos. Inyectar los dos agentes en uno solo de los tumores causó la desaparición no solo del tumor tratado, sino también del segundo tumor no tratado. De esta manera, 87 de 90 ratones fueron curados del cáncer. Aunque el cáncer recidivó (regresó, para que lo entendamos todos), en tres de los ratones, los tumores retrocedieron nuevamente después de un segundo tratamiento. Los investigadores observaron resultados similares en ratones con tumores de mama, colon y melanoma.

¿Servirá para todos los tumores?
Es pronto para asegurar algo así, pero parece que, para muchos, sí. Los ratones genéticamente modificados para desarrollar cánceres de mama también respondieron a esta combinación de inmunoterapia. El tratamiento del primer tumor evitó la aparición de futuros tumores y aumentó significativamente la esperanza de vida de los animales.
Se espera que el ensayo clínico actual reclute alrededor de 15 pacientes con linfoma de bajo grado. Si tiene éxito, Levy cree que el tratamiento podría ser útil para muchos tipos de tumores. El investigador nos dibuja un futuro en el que los médicos inyectan los dos agentes en tumores sólidos en humanos antes de la extirpación quirúrgica del cáncer como una forma de prevenir la recurrencia debido a metástasis no identificadas o células cancerosas persistentes, o incluso para evitar el desarrollo de futuros tumores que surjan debido a mutaciones genéticas como BRCA1 y BRCA2, una peligrosa mutación que induce cáncer de mama a edades tempranas (es el que sufría la familia de Angelina Jolie, razón por la cual, la actriz decidió amputarse los senos).
La investigación fue apoyada por los Institutos Nacionales de Salud Americanos, la Sociedad Americana de Leucemia y Linfoma , la Fundación Boaz y Varda Dotan y la Fundación Phil N. Allen.
En fin, una buenísima noticia que, de verdad, creo que merece la pena ser compartida.