Siempre me ha parecido extraordinaria la capacidad que tenemos para dar por válidas determinadas ideas. Simplemente nos lo contaron de pequeños (o no tan pequeños), y ahí se quedaron.
Eso sí, por la misma razón luego desconfiamos de otros asuntos y somos capaces de buscar manos negras y conspiraciones en los temas más simples del mundo. Pongo por ejemplo a los fanáticos de los chemtrails; esas estelas blancas que dejan los aviones en nuestros cielos y que muchos creen, a pie juntillas, que son oscuras maniobras del gobierno, o la CIA o la industria farmacéutica, para intoxicarnos…
Y no. Xavier Giménez Font, profesor de Química de la Universidad de Barcelona, lo ha dejado claro: Se llaman estelas de condensación y son fruto del vapor que despiden los motores, rápidamente condensado por las bajas temperaturas de la atmósfera a esas altitudes.
Bulos y mitos sobre la Medicina.
Pero no es de eso de lo que quiero hablar. Hoy toca echar por tierra mitos y bulos sobre la Medicina. Para ello vamos a repasar estas cinco afirmaciones que nos facilita la British Medical Journal, pero seguro que se os ocurren muchas más. ¡Usad los comentarios para apuntarlos y los vamos viendo!
- Tenemos que beber al menos ocho vasos de agua al día. FALSO.
El consejo de beber al menos ocho vasos de agua al día es de los más populares. Su origen parece que viene de una recomendación de 1945 en la que se decía que un adulto debería consumir alrededor de 2,5 litros a diario. ¡Pero es que la mayor parte de esa cantidad de agua se encuentra en los alimentos que tomamos! Es decir, deberíamos tomar esos famosos ocho vasos si no tomásemos nada más en todo el día.
No existe ninguna evidencia científica que justifique este asunto, como ya demostró Heinz Valtin en el American Journal of Physiology.
De hecho os cuento que consumir agua en exceso podría ser peligroso, la hiponatremia (demasiada agua) podría llevarte incluso a la muerte. ¿Cuándo debemos beber entonces? Cuando tengamos sed. Así de simple. - Usamos solamente el 10% de nuestro cerebro. FALSO.
A ver, particularmente a lo largo de mi vida he conocido a más de uno que, juraría, no llega a utilizar ni el 1%, pero la verdad es que este cuento, que lleva entre nosotros más de un siglo, es mentira.
Algunas fuentes atribuyen esta afirmación a Albert Einstein, sin embargo no hay tal referencia o declaración de Einstein. Nunca lo dijo (o al menos no existe esa referencia).
El mito surge en 1907, propagada por múltiples fuentes que abogaban por el poder de la superación personal y las capacidades latentes en cada persona. En fin, lo de siempre, que para vender libros y cursos de auto-ayuda puede funcionar, pero es falso.
Las pruebas de que no es verdad las tenemos en los miles de estudios que se han hecho sobre daños cerebrales, imágenes del cerebro, análisis microestructural, estudios metabólicos, etc… Estos estudios muestran que, la gente, usa mucho más que 10% de sus cerebros. Repito, aunque viendo a algunos parezca increíble, estudios de pacientes con lesión cerebral sugieren que los daños en casi cualquier área del cerebro tiene efectos específicos y duraderos en la salud mental, en funciones vegetativas y en las capacidades de comportamiento de la persona. Numerosos tipos de investigaciones con imágenes cerebrales muestran que ningún área del cerebro está completamente silenciosa o inactiva. En resumen, que lo usamos todo. - Afeitarse el pelo hace que vuelva a crecer más rápido, más oscuro, o más fuerte. FALSO.
Otra de las ideas que abrazamos con una tranquilidad que me deja pasmado. Siempre que alguien me lo cuenta le contesto lo mismo: tu cabeza no es un geranio.
Existe evidencia científica sólida que refuta estas afirmaciones. Ya en 1928, un ensayo clínico mostró que el afeitado no tuvo efecto sobre el crecimiento del cabello. Los estudios más recientes confirman que el afeitado no afecta el espesor o a la tasa de crecimiento del cabello. Piensa que el afeitado elimina la porción más expuesta del pelo, no la sección situada por debajo de la superficie de la piel.
En realidad lo que ocurre es que el pelo recién afeitado carece de la forma cónica que tiene en los extremos, dando la impresión de tosquedad, de ser «fuerte». Del mismo modo, el nuevo cabello, como aún no ha sido aclarado por el sol u otras exposiciones químicas, hace que lo veamos más oscuro que el resto. Dale tiempo… - Leer con poca luz arruina tu vista. FALSO.
Esta idea tiene sus orígenes en que, al leer con poca luz, tenemos dificultad para enfocar. Además, disminuye la tasa de parpadeo lo que hace que los ojos se nos sequen y sintamos molestias. Pero son efectos puntuales y que no persisten.
El consenso mayoritario en oftalmología, es que leer con poca luz no daña los ojos. Sí, puede provocar fatiga visual temporal, ¡pero no te va cambiar ni la función ni la estructura del ojo para siempre!
Incluso en pacientes con síndrome de Sjögren (una enfermedad auto-inmune que produce inflamación en ciertas glándulas del cuerpo), la disminución de la agudeza visual asociada con la lectura mejora cuando dejan de leer.Leyendo y escribiendo con velas. - Los teléfonos móviles crean interferencias electromagnéticas considerables en los hospitales. FALSO.
En una búsqueda realizada en www.snopes.com (que es una web especializada en leyendas urbanas), no se ha encontrado ningún caso de muerte causada por el uso de un teléfono móvil en un hospital o centro médico.
El problema viene de que el periódico Wall Street Journal publicó en los años noventa un artículo en portada hablando del peligro que suponen las interferencias de los móviles y, desde entonces, muchos hospitales han prohibido el uso de teléfonos móviles, lo que perpetúa la falsa creencia.
En Europa, diversos estudios mostraron que los teléfonos móviles interfirieron con sólo el 4% de los dispositivos y sólo a una distancia inferior a un metro. Menos de 0,1% mostró efectos graves.
En la Clínica Mayo (USA), en el año 2005 se llevaron a cabo quinientas diez pruebas con dieciséis dispositivos médicos y seis teléfonos móviles, la incidencia de interferencia clínicamente importante fue 1,2%. ¡Y ojo, que no es que provocaran fallos, es que notaron interferencias!
Por el contrario, un gran estudio de anestesistas ha sugerido que el uso de teléfonos móviles por los médicos se asocia con un menor riesgo de error médico o lesión resultante de retrasos en la comunicación.
Como veis somos muy dados a dar por cierto determinado tipo de afirmaciones porque «lo dice el periódico» o «lo he visto en una foto de Facebook».
Os dejo como muestra una «foto de Facebook» de una divertida página, Señor Odio… ¡Qué cosas tiene Coelho!
