Se cumple una semana de la muerte de Tim por torsión gástrica. Un precioso setter irlandés rojo (de color, no es que el animalito fuese admirador de Pablo Iglesias), con quién tuve la suerte de compartir un tiempo de mi vida. Así pues, se me ha ocurrido que, como un pequeño homenaje a Tim, os voy a contar lo que la neurociencia sabe sobre estos animales.

¿Sienten celos?
La última investigación es de Septiembre de 2018, aquí la podéis encontrar. Vamos al grano. Lo que nos dicen los doctores Prato-Previde , Nicotra , Fusar Poli , Pelosi y Valsecchi en ese ensayo es que sí. Si tienes o has tenido perro, habrás tenido la sensación de que tu amigo se medio enfada cada vez que te concentras en otra persona. Tu amiguito se pone mimoso, o te ladra hasta que recupera tu atención. Ya en un estudio de 2014 publicado en PLOS ONE se demostró que los perros tendían a mostrar comportamientos mucho más celosos (como interponerse entre su dueño y un objeto, empujar o tocar a su dueño) cuando sus amos mostraban afecto por un perro de peluche. Por el contrario, mostraron menos comportamientos celosos cuando los propietarios interactuaban con una linterna de plástico y un libro para niños. O sea, sí. Y ojo que este dato es importante porque para sentir celos tienes que ser consciente de tu posición en una relación.
¿Se sienten culpables?
Internet está lleno de vídeos de perros con expresión triste tras haber liado alguna. Peeeero… No, no sienten culpabilidad porque para ello tendrían que tener una referencia de sí mismos, del pasado y deberían saber que lo que han hecho está mal. Y créeme, cuando Tim destrozó una alfombra para dormir que le acababa de comprar, no pensaba en el dinero que me había gastado ni en que romperla era una mala idea (por cierto, nunca volvió a romper nada más).
Según el doctor Berns, un destacado neurocientífico en el campo de la cognición canina, la explicación simple para el comportamiento de culpabilidad de tu perro es que tu amigo ha aprendido que, para que no le grites lo mejor es bajar la cabeza. Ojo, otra cosa es pillarle in fraganti y reñirle, eso sí, porque asocia la acción al grito. Pero pasado un minuto, olvídate. Le gritas y él solo piensa: ¿qué le ocurrirá a este imbécil?
¿Se preocupa tu perro por ti?
Aquí sí tengo buenas noticias. Las investigaciones han demostrado que los perros pueden saber cuándo alguien desprecia a sus dueños y, a su vez, ellos actúan con frialdad hacia esas personas. En el experimento, los perros observaron cómo sus dueños pedían ayuda a otras personas. En unos casos fueron ignorados y en otros recibieron ayuda. Y aquí viene lo hermoso: la gran mayoría de los perros cuyos dueños no recibieron ayuda ignoraron la comida que les ofreció la persona que había despreciado a su ser humano. Los doctores concluyeron que los perros son capaces de observar las interacciones entre los humanos. Pero no solo eso, nuestros amigos caninos también son expertos en sentir nuestras emociones. El doctor Ragen T.S. McGowan, científico senior de comportamiento en la fundación Nestlé Purina afirma que «Los perros son tan buenos para leer las emociones humanas que a menudo captarán los cambios sutiles en la entonación de la voz asociados con el estado afectivo y responderán en consecuencia. Por ejemplo, ofrecen su compañía y cariño cuando un propietario se siente deprimido o se emociona cuando su dueño está de buen humor«.
En realidad, esta manera de preocuparse por nosotros es muy parecida al tipo de cuidado que tu mejor amigo puede darte durante tus altibajos. De acuerdo con un estudio de 2015 publicado en Current Biology, los perros también pueden leer emociones en nuestras caras, percibiendo a través de nuestras expresiones si estamos felices, tristes o enfadados. Eso explica por qué tu perro puede ser más juguetón contigo cuando estás de buen humor o te pide que le abraces cuando estás triste; ellos perciben tu estado emocional y responden en consecuencia. Es más, el doctor Berns nos avisa de que ellos, dado que no pueden evadirse de sus emociones, experimentan la tristeza o la alegría de un modo mucho más intenso.
Haces Skype con tu perro. ¿Qué pensará? ¿Me reconoce?
Nunca lo hice pero sé que hay gente que sí. Pues bien, mientras ves a tu amigo en la pantalla y le saludas, tú puedes sentirte mejor y fortalecer tu vínculo, aunque seguro te preguntarás, ¿sabrá que soy yo? La respuesta corta es: tal vez. Si bien los perros son expertos en reconocer a las personas por sus olores, el olor en un vídeo chat… Pues eso…. Entonces tendríamos que confiar en el reconocimiento facial y de voz del perro para saber que eres tú. Un estudio reciente en PeerJ realizado por el equipo de Berns encontró que, como los primates, los perros tienen una parte específica del cerebro que procesa las caras, y se activa cuando los perros ven imágenes de personas. Sin embargo, aún no se ha comprobado si los perros pueden reconocer a sus dueños solo por la cara. En cualquier caso, hacer Skype con el animal tampoco es mala idea, especialmente porque al menos te hace sentir más cerca de tu amigo canino, incluso si él no sabe quién en ese personaje mimoso que gesticula ridículamente al otro lado de la pantalla.
¿Mi perro me quiere?
Uf, ¡esta es la madre de todas las preguntas! ¿Verdad? Para aquellos que comparten vínculos especiales con sus perros, esto puede parecer una obviedad; por supuesto que los perros nos aman. Pero otros tenemos dudas sobre ese vínculo. Yo siempre he pensado que sus afectos tienen más que ver con el hecho de que les proporcionamos comida y refugio que con el amor real.
El doctor Berns sugiere que la cuestión de si los perros realmente aman a sus humanos depende del perro y de la persona. Al igual que algunas relaciones humanas son de naturaleza transaccional, por ejemplo, puedes amar a alguien porque te hace sentir de cierta manera, parte del afecto de los perros por los humanos se deriva del hecho de que los alimentamos y cuidamos de ellos. En algunos casos, sin embargo, Berns asegura que va «más allá de eso» para los perros. «He visto muchos perros a los que les gusta estar cerca de su amo», dice el científico. “Anhelan la atención, anhelan el contacto y elegirán eso sobre la comida. ¿Eso es amor? Yo lo llamaría así, sí. Lo llamamos así en los seres humanos ”. También es posible que algunas razas de perros tengan más probabilidades que otras de desarrollar ese fuerte vínculo con sus humanos. Los investigadores, incluido Berns, están explorando esa misma pregunta para determinar si algunos amigos peludos pueden ser mejores perros de compañía que otros.
Los estudios apoyan la teoría de que los perros sienten la calidez de sus seres humanos, incluso más que por sus amigos animales En un estudio publicado en ScienceDirect en 2015, Berns y sus colegas presentaron a los perros los aromas de su dueño, un humano que no conocían, un perro familiar (generalmente uno que vivía en la misma casa), un perro desconocido y el propio olor del perro. Utilizaron Resonancias Magnéticas Funcionales para monitorizar la actividad cerebral de los perros, y encontraron que de todos los olores, solo el olor humano familiar activaba el núcleo caudado de los perros, la parte del cerebro que, en los humanos, se activa cuando anticipamos cosas que a nosotros nos gustam. Esto sugiere que los perros tienen una asociación positiva con el olor de su dueñoy, de hecho, pueden experimentar sentimientos de amor como nosotros.
En definitiva, sí, tu perro, te quiere y no solo por darle de comer.

A modo de conclusión.
A pesar de que no podemos interpretar las conductas caninas de la misma manera que interpretamos las humanas, podemos usar pistas fisiológicas para adivinar lo que sienten nuestros amigos cuando están cerca nosotros. McGowan señala que cuando las personas entran en contacto cercano con sus seres queridos, experimentan cambios fisiológicos, incluido un aumento de la oxitocina en circulación. La oxitocina es una hormona que desempeña un papel importante en la modulación de patrones sociales, sentimentales, sexuales y de conducta. «A los perros les ocurre exactamente lo mismo cuando se acurrucan y son acariciados por sus dueños», afirma McGowan. Es más, el trabajo más reciente con Resonancias Magnéticas Funcionales, ha demostrado que los perros muestran un aumento en la actividad cerebral cuando vuelven a ver a sus dueños después de haberse marchado unos minutos, lo que evidencia la conexión de cercanía que comparten con nosotros.
Tim fue un perro precioso, cariñoso y simpático. Le quise, eso lo tengo claro porque mucho le he llorado. Ahora sé, desde la Ciencia, lo que el corazón ya me había enseñado: que Tim, también me quería a mí.
Descansa en paz, pequeño amigo.

Más información:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30225038
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30051326
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29923158
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28739639