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DEL CINE AL HOSPITAL

Blog de un estudiante de Medicina. Un cineasta entre batas blancas.

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De qué morimos, de qué pensamos que morimos y de qué nos dicen que morimos.

18 julio, 2019 escrito por Óscar Parra Deja un comentario

A primera hora de la tarde hice una pequeña encuesta en Facebook, la pregunta era muy simple: ¿Qué os parece más grave a día de hoy?

  • Enfermedad cardiovascular.
  • Cáncer.

Tal y como era de esperar, la inmensa mayoría respondió que el cáncer. Casi el 80% de las personas creen que el cáncer es más grave que una enfermedad cardiovascular.

Los medios de comunicación.

El año pasado se publicó un estupendo trabajo (Shen et al. Death reality vs reported) que, de algún modo explica este resultado. Resulta que las televisiones, los periódicos, en general los grandes medios de comunicación informaron sobre las causas de muerte de este modo:

  •  Terrorismo (35,6%)
  • Asesinatos (22,8%)
  • Cáncer (13,5%)
  • Suicidios (10,6%)
  • Enfermedad cardiovascular (2,5%)

Claro, viendo esto da la impresión de que el mundo muere mucha más gente por terrorismo que por una enfermedad cardiovascular. Y de hecho pareciera que muere 6 veces más gente de cáncer que de un problema cardiovascular.

Porque al final, la idea que se forma en nosotros de cualquier asunto viene dada por la importancia que le damos al mismo. Es como cuando uno busca piso o está embarazada, ¡que parece que ve muchas más embarazadas que antes y muchos más carteles de venta de pisos que los vistos en toda su vida! Y si en la tele y demás medios, andan día y noche con ello…

Por otra parte, nos impacta mucho más la muerte de un amigo o de un conocido por cáncer que por un aneurisma o por arterioesclerosis, o apoplejia. Pero, ¿será cierto?

 

Lo que buscamos en Google.

Es obvio que los medios de comunicación, como digo, nos influyen, de hecho en Google el 2% de las búsquedas sobre causas de muerte son de personas que se preocupan por alguna enfermedad cardiovascular, ¡el 2%!. Sin embargo, a las muertes por cáncer se dedicaron un 37% de las búsquedas ¡casi 19 veces más!. Pero hay más… Las muertes por accidente de coche las hemos buscado un 10,7%, y  las muertes por Alzheimer un 2,9%, a las muertes por terrorismo un 7,2%….

O sea, se podría inferir que nos preocupa morir 18 veces más de cáncer que de problemas cardiovasculares, nos da 2 veces más miedo el terrorismo que las enfermedades cardiovasculares y los suicidios nos impactan 6 veces más que las que muertes por problemas cardiovasculares. Y sin embargo…

Espero que el famoso momento de la luz al final del túnel sea menos tétrico.
Espero que el famoso momento de la luz al final del túnel sea menos tétrico.

Nuestra percepción de la salud y la realidad.

Aquí viene la sorpresa. En contra de la opinión general de mi pequeña encuesta, lo cierto es que las enfermedades cardiovasculares matan a más gente que el cáncer. Sin embargo, como habéis visto CASI TODO EL MUNDO OPINA LO CONTRARIO. Como dije, casi el 80% de la población tiene la percepción de que el cáncer es mucho peor que una enfermedad de los vasos o del corazón.

Y en España.

Pongo de ejemplo a España, mi país, pero es extensible prácticamente, con algún cambio menor, a todo el mundo occidental. En continentes como África, desgraciadamente la cosa es distinta puesto que las personas fallecen mucho antes y de enfermedades perfectamente tratables, como la diabetes.

Según el Instituto Nacional de Estadística, el 23% de los fallecimientos son por algún tipo de cáncer mientras que el 41% de las muertes tiene como origen una enfermedad cardiovascular. Como veis la diferencia es más que sustancial.  Casi el doble.

Como curiosidad os diré que el terrorismo, globalmente, no llega a matar ni al 0,01% de las personas, o dicho de un modo más dramático: si se sorteasen muertes, es decir, si un tipo dijese en voz alta ¡MUERTE POR ATENTADO! y falleciese una persona, ese ser tendría que gritarlo 10.000 veces para que tuvieses la oportunidad de que te tocase a ti. Pero, cuando se pusiera a repartir muertes por problemas cardiovasculares, de cada 100 veces que gritase ¡MUERTE CARDIOVASCULAR!, 41 veces podría tocarte.

A modo de conclusión.

La enfermedad cardiovascular es el mayor asesino de nuestra era. Salir a andar, evitar en lo posible el sedentarismo y vigilar la tensión arterial es mucho más efectivo que casi cualquier otro remedio.

A veces, lo que parece no es lo real.

¿Cómo mantener una buena salud cardiovascular?

Aquí os dejo 4 consejos de la Federación Mundial del Corazón.

  1. Sé más activo: intenta realizar una actividad de intensidad moderada durante al menos 30 minutos al día, cinco días a la semana; y realiza pequeños cambios en tu vida diaria como subir escaleras o bajarte antes del autobús. Lo sé, olvidarte del ascensor cuesta pero…
  2. Deja de fumar: es la mejor ayuda para la salud de tu corazón. Si necesitas ayuda para dejarlo, consulta a un profesional médico.
  3. Sigue una dieta más equilibrada: intenta consumir cinco porciones de fruta y verdura al día. Obviamente no te vas a meter 5 mazanas al día, pero un par de ellas y luego a lo mejor un trozo de sandía, o un plátano, sí.
  4. Tómate la tensión regularidad. Lo digo ya porque sabéis que me gusta ser claro: los tensiómetros de muñeca son una basura. Compra uno de brazo, y con una vez en semana que te la tomes tienes suficiente.

En fin, espero que os haya gustado. Estoy pensando en escribir un artículo sobre estrategias para dejar de fumar… ¿Qué os parecería?

Sección: Flash, Tercero de Medicina Aquí se habla de: cáncer, cardiovascular, terrorismo, Tío Pepe

Tío Pepe, cuatro años sin verte, que no sin ti.

11 diciembre, 2018 escrito por Óscar Parra Deja un comentario

Hoy, cerca de las tres de la tarde, se han cumplido cuatro años sin verte, amado tío Pepe.
Pero no sin ti, porque sigues presente.
Y no, no son simples palabras. Eres una realidad tangible, que puedo palpar en mi vida. El dolor se ha mitigado, sí; no estamos hechos para sufrir eternamente, pero la sensación de pérdida ahí está, perenne, seca, hiriente: aún soy incapaz de creer que, de verdad, no volveré a verte en este mundo.

Te escribo estas líneas al atardecer de este nuevo 11 de diciembre, mientras me sumerjo en tus recuerdos al compás de esta melodía…

https://www.delcinealhospital.com/wp-content/uploads/2018/12/LastButterfly.mp3

La belleza radica en lo fugaz de la misma.

Este año he cursado una asignatura, «Cuidados paliativos», ¡lo que hubiese dado aquella eterna noche de hace cuatro años por saber lo que hoy sé! No habría sufrido viéndote aspirar tus últimas bocanadas de vida, no habría llorado horrorizado ante tu agonía: habría derramado el mismo océano de lágrimas por tu partida, pero sabiendo que no estabas sufriendo.
Hoy, querido tío Pepe, asimilada tu pérdida, sigo pensando que te fuiste demasiado pronto. Pero la belleza radica en lo fugaz de la misma. Tal vez por eso nos gusten tanto las estrellas fugaces, porque somos conscientes de su propia finitud.

De esta instantánea, me faltan dos. Mi querida abuela Sofía y tú, tío Pepe.
De esta instantánea, me faltan dos. Mi querida abuela Sofía y tú, tío Pepe.

Mi tío Pepe no sobrevivió.

Tu maldito cáncer de vejiga no acabó en las tablas de supervivencia que tantas veces revisé. ¡Cuántas veces he llorado sin pensar serenamente en ello! Y ahora, cuatro años más tarde, entiendo que, quizás, ocurrió porque tú no sabías sobrevivir en la vida, tú lo que de verdad sabías, era vivir. Y no es lo mismo.

Decía mi tocayo Wilde que lo menos frecuente en este mundo es vivir, que la mayoría de las personas solamente existen. - Compártelo       
Y tú, querido tío Pepe, no te conformaste con existir, no estabas hecho para sobrevivir, lo tuyo era vivir. Vivir en toda la extensión de la palabra.
Porque tú fuiste sinónimo de vida, tanto que, ni la misma muerte, logró apagar tu sonrisa de nuestros corazones. Tanto que, ni la misma muerte, consiguió borrar tu vida de las nuestras. Tanto…

Han pasado cuatro años. Pero tú, querido tío Pepe, tú sigues aquí, presente en nuestro ahora, cautivándonos con tu ayer y regalándonos sonrisas ante el mañana.

Te quiero, tío Pepe. Con todo mi corazón, te quise, te quiero y te querré, como escribí en aquel postrer mensaje que te envié en esa madrugada de diciembre, para siempre, y como tú, inolvidable para mí.

Sección: Mi Diario, Segundo de Medicina Aquí se habla de: blog estudiante medicina, cáncer, cáncer de vejiga, carcinoma urotelial, familia, Gemita, Inspiración, José Pérez Parra, Modesta Pérez, reflexión, Tío Pepe

Un día te veré: tres años sin el tío Pepe.

10 diciembre, 2017 escrito por Óscar Parra 1 comentario

Querido y recordado tío Pepe, escribo en estos momentos con una horrible sensación de opresión en la garganta. Sé que ya no lo leerás, que nunca lo leerás pero eso carece de importancia porque siempre lo supiste, lo has sabido y lo sabrás. Te quiero, tío Pepe.

Tres años sin un hombre bueno.

Hoy, de nuevo, es un día triste. Se cumplen tres años de tu partida. Tres años de aquella noche aciaga, tres años hace que te despediste de todos los que te amamos de acuerdo a cómo tú eras: con humor. «¡Ya estamos todos!«, exclamaste al ver entrar a mi prima Miriam en aquella habitación que se convirtió en tu lecho de muerte. Te quedaban horas de vida, un hálito de existencia, y seguiste siendo tú. Incluso compraste lotería de una Navidad que ya no verías. Siempre te gustó mucho la lotería, tal vez porque tú eras el mayor premio que podía tocarnos en la vida a todos los que tuvimos la fortuna de conocerte.

El tío Pepe y yo en la Nochevieja de 1998.
El tío Pepe y yo en la Nochevieja de 1998. Jamás la Navidad ha sido la misma sin ti.

Nadie te ha olvidado.

¿Sabes? Aún recuerdo todos tus consejos de vida. Tus picardías desenfadadas, tus carcajadas limpias y contagiosas, tu voz profunda y potente. No, no te he olvidado, y te voy a decir más: nadie lo ha hecho. Cada vez que me cruzo con alguien que te conoció en vida me lo dice: me acuerdo mucho de Pepe. ¿Qué hay que hacer para que todo el mundo te quiera, tío Pepe?

Mi tío Pepe, ¡cómo le gustaba esta foto!
Mi tío Pepe, ¡cómo le gustaba esta foto!

Voy a ser médico, tío Pepe.

El año pasado te lo escribía, entonces era un anhelo, hoy es una realidad en la que me estoy aplicando con todo mi ser. Lo voy a lograr. Puedes jurar que lo haré. Yo sé que me ayudas, sé que estás ahí porque te percibo, tú ya sabes…

Querido tío Pepe, te quiero contar que siempre buscaré en cada paciente tu mirada, y pondré todo mi ser en ayudarles como habría hecho contigo. De eso se trata, ¿verdad? De darse al cien por cien. Así lo hacías tú, así lo transmitías tú, así eras tú, querido tío.

Viva la libertad.

De tomarse la vida así, tal como viene. Antes de que lo cantase Masini, ya lo llevabas tú a gala. Tu existencia ha sido un canto a la libertad. Tus fronteras eran las que tú te imponías, sin hacer daño, con la alegría del que sabe apurar cada minuto.

Sí, querido tío Pepe, siempre fuiste un ser libre, un espíritu que, como el viento, siempre corrió allá donde quiso. - Compártelo       
Por eso, a pesar del dolor de no tenerte aquí, me invade una extraña paz al saber que, siempre fuiste libre y ahora, ahora lo eres más que nunca.

Un día te veré.

Yo sé que tú no eras muy de misas. Pero también sé que, a tu modo, tenías fe en el Señor. Y en esa fe te dormiste hace tres años. Una foto de tu nieto y un rosario que compramos en Israel y que colgaba del retrovisor del coche de Gemita, fue todo lo que te llevaste de este mundo terrenal a esa otra vida en la que, a buen seguro, habrás hecho reír a más de uno y de dos. Porque tú eras así, no podías parar quieto. El hombre al que nada daba pereza. Andarás de un lado a otro con tu sonrisa socarrona y ese vozarrón de recio manchego. Pero una cosa te voy a pedir, cuando llegue mi hora, deja lo que andes haciendo y ven a recibirme. ¡Que mi primera sonrisa en esa otra vida sea por verte y escucharte decir! ¡Trae un beso, capullo! Sí, querido tío Pepe, un día te veré. Tan solo estás durmiendo, yo lo sé…

Sección: Mi Diario Aquí se habla de: blog estudiante medicina, familia, Gemita, José Pérez Parra, Tío Pepe

¡¡Celebrando!! UCM Medicina 2017

13 agosto, 2017 escrito por Óscar Parra 4 comentarios

Llegó el día; atrás queda el momento en que, como acicate a mi esfuerzo, mis padres prometieron celebrar una fiesta en caso de que lograse entrar en Medicina. Pasaron los exámenes para mayores de 25, las notas, los nervios de la espera, la publicación de los admitidos en la carrera, la matrícula, el carné universitario… Y ahora, a 22 días de comenzar, ¡la fiesta!

Pero antes, la fiesta.

El evento ha tenido lugar en mi querido pueblo de Carrizosa. Amigos y familiares acudieron de varios rincones de España para celebrar juntos un día especial. Naturalmente mis padres, como padres y como manchegos, propusieron un menú a todas luces más que suficiente: 3 corderos, varios kilos de queso manchego, chorizo de la tierra, jamón y cantidades de bebida más propias de un festival cervecero que de un evento privado. Entre los asistentes me faltó alguna persona que, de verdad, no pudo acudir; y la eché en falta.

También eché de menos a mi tío Pepe, su ausencia la palió, en algún sentido, la presencia de mi tía Encarna, su querida esposa, y sus hijos, y primos míos, José Carlos y Ana Belén.

La felicidad, hay que tomársela en serio.

Tengo la certeza de que tenemos la mala costumbre de preocuparnos exclusivamente por asuntos negativos. ¿Habéis pensado alguna vez lo que ocurriría si nos preocupásemos por temas positivos?

¿Y si nos tomásemos en serio la felicidad? - Compártelo       

Por ejemplo, salir de casa con la bella intención de disfrutar de la velada. Salir con el pensamiento claro en ese sentido; algo tipo «hoy voy a tratar de ser feliz, de no ser descortés con nadie, de procurar felicidad a la gente con la que me cruce». En otras palabras, de tomarnos la felicidad en serio.

Pues sí, ayer traté de tomarme la felicidad en serio. Y tan buen resultado me dio que, hoy, voy a tomármela también.

Celebrando.

En mi familia el tema fiestas es algo genético. Estoy casi seguro de que hay un cromosoma festejador, y ese está presente en estas gentes que ayer hicieron de mi día una jornada inolvidable.

Por supuesto, y como podéis ver en el vídeo, contamos con nuestro juego favorito: ¡el electroshock!. Es genial. Cuatro mandos metálicos conectados a una pequeña central que genera electricidad. Suena un sonido y unas luces comienzan a parpadear en rojo, al ponerse en verde hay que pulsar un interruptor. El último que pulse… ¡Tendrás que verlo en el vídeo!

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Pero en fin, esta postal es un breve homenaje a las personas que ayer se propusieron hacerme feliz y lo consiguieron.

El único vocablo que se me ocurre es GRACIAS. Sois personas maravillosas, y muchos, importantes para mi. Gemita, Modesta, Jesús, Jesusete, Sonia, Miriam, Pedrito, Iván, Valeria, Fati, Alejandro, Encarna, José Carlos, Ana Belén, Antoñete, Juana, Santiago, Chipi, Pili, Pepi, Pedro Antonio, Inma, Amalio, Vanessa Belén, Álvaro, Joaquín, Víctor Octavio, Agus, Azu, Canana, Karen, Antonio, Goyo, Teo, Tony, Emilia, GRACIAS.

A veces, el idioma de las palabras, se queda demasiado corto.

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Sección: Mi Diario Aquí se habla de: acceso mayores 25, Agustín Durán, blog estudiante medicina, celebración, familia, felicidad, Gemita, Modesta Pérez, Primero de Medicina, Tío Pepe, verano

Menos de un mes para comenzar Medicina; ¿qué ando haciendo?

6 agosto, 2017 escrito por Óscar Parra 2 comentarios

En pleno verano, a 29 días de comenzar Medicina, ¿no debería estar solazándome y disfrutando de estos 40º que nos regala el mes de Agosto en casi toda España?

Echando un ojo a las asignaturas.

Ya me había dado un paseo por diversos libros y atlas de Anatomía. En general me gusta, a pesar de los mil nombres que tendré que memorizar. Pero, de unos días a esta parte no paro de leer y estudiar sobre una asignatura que, antes de haber tenido un solo minuto de clase, ya me está produciendo terrores nocturnos (aún no me he orinado en la cama, pero todo se andará). Os presento a Física Médica.

Física Médica.

En la UAM y en la URJC no la tienen. Pero la UCM, sí. Básicamente es física pura y dura. Con sus fórmulas aviesas y sus enrevesadas teorías. Estoy viendo que hacen mucho hincapié en ondas, electromagnetismo y radiaciones ionizantes. Tiene sentido, después de todo, es importante saber qué ocurre cuando se enciende la máquina de los rayos X, por ejemplo. ¿No?

Eso sí, me parece aterradora. Reviso exámenes de otros años y según voy leyendo tengo que comprobar, periódicamente, que mis testículos sigan en su sitio en lugar de en la garganta… Ya he logrado hacer algún problema y resolver alguna pregunta pero… ¡Dios!

¿Y servirá de algo adelantarse a los acontecimientos?

En mi caso sí. No hay que olvidar que llevo más de 20 años sin escuchar una sola palabra sobre longitudes de onda, frecuencia de oscilación y demás. Tal vez llegue el próximo día 4 de Septiembre y la sensación de pánico se me pase. O se incremente. Sea lo que sea, aquí estoy, tratando de llegar con una idea general.
La asignatura solamente dura un cuatrimestre pero es de esas que la ves y tiemblas. Para colmo, el primer día, a primera hora, debutaré con Física Médica.

Tiempo de verano.

No me acuesto demasiado pronto, esa es la verdad. Así pues, por la mañana, mientras unos pasean otros leen, releen y vuelven a leer decenas de páginas sobre magnitudes, ondas, electromagnetismo, radiaciones no ionizantes e ionizantes…

Gemita y sus padres.
Gemita y sus padres.

Pero claro, no todo va a ser estudiar. Espero sacar tiempo para dar paseos y disfrutar de las fiestas de mi pueblo. Por lo pronto, ayer, acudí a Ferrol a ver un triatlón.

El triatlón de Ferrol.

El caso es que, una vez allí, me asaltaron distintas sensaciones.
Por un lado la admiración por unos tipos que, sin comerlo ni beberlo, deciden meterse en el cuerpo 750 metros a nado en el mar, veinte kilómetros en bicicleta y acabar con cinco más corriendo. Verdaderamente me maravilla su capacidad de sacrificio.
Pero por otro… Por otro, y viendo a un muchacho seguir corriendo tras sufrir una contractura involuntaria del tríceps sural (en cristiano, que se le subió el gemelo, el clásico calambre en el gemelo de toda la vida), la admiración se tornó en asombro. Y no de asombro positivo.

Física Médica

Entiendo que el deporte engancha. Comprendo que competir contra otros o contra sí mismo es motivador pero… ¿Hasta qué punto? Ese chico no llevaba ni novecientos metros de carrera cuando sufrió la contractura, no es que yo lo supiera, ¡es que él lo iba pregonando a gritos! Y sin embargo, continuó. ¡Más de cuatro kilómetros con una dolorosa contractura! Oiga usted, que si es asunto de vida o muerte, pues a correr se ha dicho pero era una prueba de aficionados.

Sobre el deporte, dice mi padre, que es un señor de La Mancha chapado a la antigua, un niño de la posguerra, «que corra Raúl, que gana millones», refiriéndose al figura del Real Madrid, Raúl González. Hombre, yo creo que puede haber un término medio entre el que corra Raúl que gana millones y pasarse el día tirado en el sofá. Pero, a mi modo de ver, seguir corriendo como si te fuese mucho en ello, con una dolorosa contractura muscular, ni es sano ni es deporte.

Con el triatleta Óscar Regal González
Con el triatleta Óscar Regal González.

Pero en fin, fue curioso. Supongo que a todos nos gusta ver la capacidad de sacrificio innata en el espíritu humano. Desde luego no es algo que iría a ver de nuevo; en general la mera contemplación de eventos deportivos me aburre. No soy ni futbolero siquiera, pero una vez en la vida, está bien.

Fiesta por Medicina.

Ya lo comenté hace un tiempo. Y aquí está. En los próximos días mi familia dará una fiesta en mi honor. Fiesta que prometió mi padre «si entraba en Medicina». Como os he dicho es un caballero muy suyo. Correr, que corra Raúl, pero si se trata de montar una jarana, ¡toda excusa es buena! Mi padre rondando los 70 años, sin ser precisamente una persona muy sociable, tiene como afición principal tocar el acordeón. Lo dicho; un señor especial.

La verdad es que me apetece. Ya no la fiesta en sí; yo no tomo alcohol y para hincharme a chuletas y demás no necesito un evento. Pero pasar un día rodeado de gente a la que quieres y por la que eres querido, es la verdadera fiesta. Sé que echaré de menos a mi inolvidable tío Pepe. ¡Cuánto le hubiese gustado a él acudir a esta fiesta! Mas, mi corazón le sentirá cerca. Sé que siempre me acompaña.

Mi tío Pepe, junto a mi madre y a mis tías.
Mi tío Pepe, junto a mi madre y a mis tías. Lo que daría por poder repetir esta instantánea…

El sentimiento de culpa del estudiante de Medicina.

Sabía que ocurriría y está ocurriendo. Siempre me ha encantado leer. Pero desde hace un tiempo no soy capaz de coger un libro y disfrutar. La cosa comenzó el pasado mes de Octubre, mientras preparaba mis pruebas de acceso para mayores de 25. Cada vez que agarraba algún libro que me apetecía leer, al momento me asaltaba el siguiente pensamiento: ¿No deberías estar echando un vistazo a la Biología? ¿Vas a ponerte a leer esto en lugar de repasar inglés? ¡Que los exámenes no perdonan!

Y así hasta hoy. Tengo pendientes varios libros que, de verdad, me interesan pero, ¿cómo dejar de lado la Física Médica, la bioquímica y demás?

¿Os ha pasado alguna vez?

Aprendiendo a aprender.

Lo que sí estoy haciendo es sacar tiempo para terminar de escribir mi libro APRENDIENDO A APRENDER. Muchos me habéis preguntado por privado por el librito y, la verdad, es que espero tenerlo finalizado para fin de mes.

Cada día aplico las técnicas aprendidas y puedo asegurar que da resultado. Por supuesto las usaré también durante la carrera de Medicina. Os iré contando.

Y de momento, esto es todo. A un mes de empezar Medicina, algo menos ya, aún me parece mentira. Un sueño hecho realidad que, ya casi, está al alcance de mi mano.

 

Sección: Mi Diario, Primero de Medicina Aquí se habla de: familia, Física Médica, Gemita, Modesta Pérez, Óscar Regal González, tía Fátima, Tío Pepe, triatlón, tríceps sural. tía Lourdes

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Fin 6º
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¿Por qué decidí estudiar Medicina?

Lo cierto es que es un deseo que atesoro desde que era niño. Tan niño que ni siquiera lo recuerdo con claridad. Tal vez tenga algo de «culpa» mi tía Fátima, que me regaló el hospital de Famobil (Playmobil en otros países). O quizás me influyera mi primer médico (entonces se llamaban «médicos de cabecera»), don Ricardo, que me inculcó el amor por la Medicina a base de humor y cariño.

«Sólo el médico y el dramaturgo gozan del raro privilegio de cobrar las desazones que nos dan».
Santiago Ramón y Cajal

Así pues, sin don Santiago lo dice, tiene que ser cierto. De dramaturgo ya ejercí, ¡atento mundo sanitario, que voy!

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